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domingo, 21 de enero de 2007

José Mª Amigo Zamorano: ENTREVISTA A AGUSTÍN GARCÍA CALVO



ENTREVISTA A AGUSTIN GARCÍA CALVO









Mi relación con los amigos ecologistas o verdes es ambigua. Pienso que es más útil el ataque a lo que mata a la naturaleza que su intento de defensa

CERCA DEL TREN, DE AQUEL CAMINO DE HIERRO QUE QUIEREN HACER DE RECUERDO, PASA AGUSTÍN GARCÍA CALVO DÍAS Y ETERNIDADES, ALLÍ DONDE EL LUGAR TOMA EL NOMBRE DE LAS NAVAS DEL MARQUÉS, CHARLAMOS, CON EL SOLO APARENTE HILO INTEGRADOR DE LA VOZ DE AQUEL CUYA OBRA, DISPAR E INQUIETANTE, SOBREVUELA SONORA Y RITMICA A CADA PREGUNTA


Caminar conociendo: A Ud. le gusta el tren. Es un gran defensor de este medio de transporte. Pasa buenas temporadas en Las Navas. ¿Cómo ve la relación tren-Las Navas?


AGUSTIN GARCÍA CALVO -Las Navas ha quedado en una posición curiosa porque habían querido hacer una especie de estación ejemplar, incluida la calefacción de los andenes por energía solar. No sé en qué habrá quedado todo ello. Desde luego no es de los sitios que hayan quedado abandonados. Mi queja constante es de abandono de grandes tramos de vías por la famosa rentabilidad. Mi lucha contra el auto es lo esencial. La defensa del ferrocarril se vuelve inútil si no se entiende como una lucha frontal contra la imposición de los medios inútiles de trasporte: el auto personal en primer lugar, los camionazos y los autobuses. Una inutilidad que estos medios ya tienen de sobra demostrada (no hace falta más que asomarse al tráfico de Madrid o al de una autovía), pero que siguen imponiéndose y coartando el desarrollo de los medios útiles de trasporte: ferrocarriles urbanos, tranvías, ferrocarriles entre ciudades. Si se hubieran dejado desarrollar, habrían podido llegar, no a Las Navas, que después de todo, queda al paso, sino a cualquier rincón.

Caminar conociendo: Las Bibliotecas se están quedando vacías. Este hecho preocupa hasta a los países del ‘sol de medianoche’, con gran tradición de Bibliotecas…

AGUSTIN GARCÍA CALVO -¿Vacías de adeptos?

Caminar conociendo: De asistentes, de lectores

AGUSTIN GARCÍA CALVO -No de libros, pues la producción es enorme.


Caminar conociendo: De libros hay montones. Solo en Las Navas se reciben de 800 a 1.000 volúmenes al año, enviados por el Centro Coordinador… ¿Qué relación puede tener este hecho, con los Medios de Formación de Masas como Ud. los llama?


AGUSTIN GARCÍA CALVO -Tiene una relación directa, por supuesto. Sobre todo con el imperio del que está a la cabeza de los Medios de Formación de Masas, la Televisión. Ya desde que se inventó, no servía más que para eso: para la formación de masas. Pero no hay que engañarse en esta lucha, porque muchos a los que oigo hablar de la televisión, como algo que mata la lectura y que, por lo tanto, tendrá la culpa de todo eso. No hay que olvidar que lo que mata la televisión es mucho más importante que la lectura: es la vida misma, es la ocasión de vivir. A la gente se la pone delante del televisor y lo que menos importaría es que no leyera; lo que más importa es que tampoco vive en ninguna otra manera, con la Televisión y con los Medios auxiliares que sirven para el mismo proceso de Formación de Masas. No hay que olvidar que los libros en su tiempo, sirvieron también, un poco, para lo mismo que la Televisión. La gran producción literaria estaba destinada, también, a la corrupción del pueblo y a la Formación de Masas. De manera que yo pienso que la lucha contra los Medios, contra la televisión en primer lugar, debe hacerse en nombre de la vida, y, si después con la vida viene también la curiosidad y por tanto la lectura, pues miel sobre hojuelas.
Pero el problema es más profundo.


Caminar conociendo: En Zamora se ha hecho un acto de desagravio al río Duero en el que Ud. participó. ¿Qué parte de la naturaleza de Las Navas, si es que hay alguna tan degradada, desagraviaría Ud.?


AGUSTIN GARCÍA CALVO -Mi intervención en ese homenaje que organizaron poetas de Zamora, ese desagravio, fue un poco a contrapelo: fue para decir, sobre todo, que el agravio que la hacían al Duero era el decir que no se podía bañar en él. Cosa que yo demostraba que se podía hacer, aunque fuera entre las espumillas de las fábricas de quesos. Es decir, una intervención contra la Higiene y el Deporte, los dos grandes fantasmas que nos dominan.
Nada de esto tiene una aplicación directa al caso de Las Navas. Es evidente que una gran parte de la vegetación está ya hecha, impuesta de una manera artificial: tipos de pinos resineros que servían en otro tiempo y que ahora ya no sirven. Eso, probablemente, ha costado el abandono de otras formas de vida, sobre todo vegetal, que podían ser, pues no sé, más de abajo, más desde la tierra. Algo podía decirse también, de la Ganadería y su relación con otras formas de vida más salvajes. Sin embargo, mi relación con los amigos ecologistas o verdes, es ambigua y no dejo de decírselo cada vez que tengo ocasión: no hay que pretender poder hacer cosas tales como defender a la Naturaleza, salvar la Fauna o la Flora, porque eso implica creer que se sabe y que se domina la Naturaleza. Yo pienso que siempre es más útil el ataque contra lo que mata, que el intento de defensa; es decir: luchar contra la imposición de los medios de trasporte inútiles, que antes decíamos, luchar contra el atontamiento de la vida por medio de la televisión; así me parece un camino más honrado y más directo. Después, ya la tierra se encargará de hacer lo que pueda.


Caminar conociendo: Un poco al hilo de esto: los campesinos, los ganaderos, se han manifestado por las calles de las grandes ciudades; han caminado por senderos y carreteras; están inquietos por el porvenir; la leche de Las Navas, no hace mucho, era casi una leyenda; ahora apenas quedan ganaderos. ¿Cómo ve el futuro del campo?


AGUSTIN GARCÍA CALVO -Estoy haciendo un trabajo, aprovechando todos estos acontecimientos que han protagonizado los campesinos, sobre todo para decir que el mal de fondo es la Planificación Nacional y ahora Planificación por el Mercado Central Europeo y cosas por el estilo: que hoy haga hacer a la gente abandonar el ganado de repente, o cambiar de este cultivo al otro o dejar los cultivos recibiendo, a veces, una compensación en dinero. Y esto es lo terrible: lo de la creencia en la Planificación, creer que, efectivamente, se puede planear. Esto implica desconfiar profundamente del ingenio de los campesinos para arreglárselas desde abajo si se les deja. Esta estupidez de la Planificación me parece que debería ser el punto de ataque de cualquier rebelión que pudiera surgir de los campesinos. Por desgracia, no van a ser sus dirigentes, ni los líderes sindicales, los que los lleven por este camino. Por el contrario, los harán perderse, como siempre, en reivindicaciones insignificantes y consabidas.


Caminar conociendo: Cambiando de tercio, como suele decirse: este número de la revista va a estar dedicado mayormente a las LEYENDAS. Al respecto, nos gustaría saber si esconden algún mensaje subliminal, si son reflejo de deseos, de aspiraciones…


AGUSTIN GARCÍA CALVO -Las leyendas o mitos hay que tomarlas de donde no podemos tomarlas; es decir, antes de la invención de la Escritura. Son, evidentemente, o fueron, o eran, una manera de lenguaje artístico, más o menos desarrollado, que vivía y que costituía tradiciones anteriores a la Cultura, anteriores a la Escritura. De esto quedan recuerdos más o menos vagos. Pero no hay que hacerse ilusiones; porque el mundo que nosotros vivimos, es un mundo histórico, es decir, fundado en al Escritura y donde, por tanto, las Leyendas siempre están como residuos de algo que en otro tiempo pudo haber. Son muy de estimar. Creo que pueden traer algo de la voz del pueblo, descubrimientos del pueblo precientíficos respecto a la Realidad, o a la memoria de la Realidad. Muchas de ellas, todavía, nos suenan de esa manera. Pero por desgracia, lo que a nosotros, hombres leídos y escribidos, nos toca, es intentar romper a través de esta capa de la Escritura y de la conversión de las Leyendas, en Literatura, para tratar de descubrir por debajo de lo Literario de las Leyendas algo que puede haber de más profundo en lo que la voz del pueblo hace.
A veces, algunos, yo mismo, nos dedicamos a esta labor. Pero no hay que olvidar que es la negación o rotura de la Literatura, para poder llegar a lo que pueda sonar de debajo de la Historia, y donde pueda haber un mensaje, en cierto modo, de voz del pueblo, pero de abajo.


Caminar conociendo: No me resisto a preguntarle, en relación con la Historia, su opinión sobre el artículo del yanquiniponito, que daba ya por concluida la Historia.


AGUSTIN GARCÍA CALVO -Caí en la tentación de publicar en la revista ‘Claves’, hace dos años o cerca, una crítica contra ese artículo, representativo de un Ejecutivo, de un alto Funcionario de Organismos Internacionales. Toda su gracia consistía en que representaba la voz de un alto Ejecutivo. Denunciaba yo allí, en dos palabras, que lo que él llama ‘fin de la Historia’, en realidad lo que quería decir era el triunfo de la Historia para siempre, como si en la intención de un ejecutivo, ya hubiéramos llegado a una situación donde la Política no es mas que Economía, en la que se ha dado satisfacción a ese ideal del Individuo que Ellos tienen, y que no es mas que dinero. Un individuo que es todo dinero. Donde, por tanto, ya no puede haber nada. Bajo la pretensión del ‘Fin de la Historia’, lo que ocultaba en verdad era esto: la pretensión de que la Historia hubiese triunfado. Es contra esto contra lo que, a propósito de las Leyendas, le recordaba que siempre por debajo de la Historia –que nunca está del todo bien hecha, que nunca llega a un triunfo-, quedan ecos, resonancias de algo que no era Historia y que está por debajo que es del pueblo.


Texto: José Mª Amigo Zamorano

Las Navas del Marqués (Barrio de la Estación)
7 de marzo de 1993


(ESTA ENTREVISTA REALIZADA A AGUSTÍN GARCÍA CALVO POR JOSÉ Mª AMIGO ZAMORANO, DIRECTOR DE LA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO', APARECIÓ EN Nº 2 DE DICHA REVISTA -DE JUNIO DE 1993- EN LAS PÁGINAS 9-10-11)



viernes, 19 de enero de 2007

Pilar de Miguel Moreno: Andrés García Cortés, empresario

ANDRES GARCÍA CORTES
EMPRESARIO

ENTREVISTA DE PILAR DE MIGUEL MORENO, PSIQUIATRA

A ANDRES GARCÍA LO DEFINIA EL PUEBLO COMO UN ‘SEÑORITO’. CIERTAMENTE TENÍA UNA VIDA MAS FACIL DE LO QUE ERA PARA LOS NAVEROS. A LO LARGO DE LA ENTREVISTA SE VISLUMBRA EN ÉL UN CIERTO ORGULLO DE PERTENECER A UNA FAMILIA QUE, A TRAVÉS DEL TRABAJO, HA CONTRIBUIDO A PRODUCIR RIQUEZA. FRENTE A LA ‘ELITE’ DE LA CIUDAD DUCAL, AISLADA, PROCLIVE EN TODO CASO AL JUEGO DE LA RECOMENDACIÓN Y EL FAVOR, ANDRÉS GARCÍA SEÑALA LA EXISTENCIA DE UNA BURGUESÍA, LA SUYA, QUE NO PUEDE PERMITIRSE ESE AISLAMIENTO. LA ENTREVISTA DEJA MUCHOS INTERROGANTES. NO ESTARÍA MAL QUE ALGUIEN LOS VOLVIERA PLANTEAR, INCLUSO, DE MANERA POLÉMICA.

PAR EL PUEBLO ERAMOS ‘LOS SEÑORITOS’. LOS CHAVALES NOS TENÍAN UNA MANÍA TERRIBLE.

Pilar de Miguel: ¿Cuándo y por qué viniste a Las Navas y a la Estación?
Andrés García: Yo nací en el 15. Cuando vine a Las Navas tenía 5 años a raíz de tener una tos ferina muy fuerte. Mi padre pensó que viniendo a un sitio alto, con ganado, se me iba a quitar.
P. de M.: Por el cambio de clima.
A. G.: Así que vivíamos entonces en la huerta del tío Jilguero, que estaba donde vive Boni, en el fondo de la vaguada donde pasa un arroyuelo.
Sólo había aquí 3 hoteles: 2 de la Infanta Eulalia, otro de uno de Madrid más el Hotel Iris. Aquí no había nada: huertas de gente del pueblo. Los 2 hoteles de la Infanta estaban en venta por lo que mi padre fue a Palacio y compró los 2 por 50.000 pesetas. Todos decían que era una locura: eran los ahorros que tenía. Había venido a Madrid con los pantalones rotos y con mucho trabajo y sacrificio se había hecho comerciante
.
P. de M.: Me estás hablando de los años 20.
A. G.: Si, del 23 al 27, más o menos… Como te decía así empezó la Colonia García. El primero que vino a veranear fue el torero Vicente Pontos. Cobraba mi padre 1.600 pts. De renta. Con lo que sacaba iba construyendo otras casas.
P. de M.: Las casas las construía gente de Las Navas…
A. G.: Sí, un señor del pueblo, el señor Gumersindo hacía de maestro de obras.
Mi padre se enteró que aquí en la resinera daban baños de aguarrás para la gente que tenía reuma. Construyó entonces unos pabellones: unos con habitaciones y otro con cocina y comedores. Pero aquello fracasó porque era gente de pocos medios económicos, en fin, fue un desastre. Así que mi padre convirtió los pabellones en casitas.
P. de M.: ¿Para los veraneantes?
A. G.: Sí, el verano era entonces de 3 meses. Toda gente de dinero: burguesía alta. En lo que ahora es el Carmen se hospedaba el dueño de una tienda de Madrid., ‘El millón de corbatas’, en el piso de abajo vivía Ramos Carrión, autor de un libreto de zarzuela.
Llegaron a juntarse 20 ó 30 familias. Aquí no había de nada, ni luz eléctrica, y lo traían todo del pueblo, en una caballería. Mi padre puso una tienda y se la alquiló a un señor del pueblo para que le gente estuviera abastecida.
Nosotros éramos ‘los señoritos’ para la gente del pueblo. Los chavales nos tenían una manía terrible: ‘ya están los señoritos a quitarnos el aire’ y más de una vez te llevabas una pedrada. También estaba el miedo a los enfermos del pecho…
P. de M.: Los tuberculosos. En el Dominguillo, ¿llegó a haber un hospital?
A. G.: Había un político, Martínez Anido, que fue Ministro de la Gobernación durante la dictadura de Primo de Rivera, que quiso poner un hospital allí para niños. Pero se opuso el pueblo. La tuberculosis era una enfermedad terrible.
P. de M.: Y la Resinera, ¿qué recuerdas de la Unión Resinera?
A. G.: Se sacaba la resina con un recle, una especie de palo acabado en forma de guadaña que abría una brecha en el pino, sacando un trozo, al viruta. Así el pino iba poco a poco sangrando recogiéndose en tiestos la resina. Había mucha miseria. Los obreros en verano vivían en chozas y se alimentaban con pan y tocino. Rara vez se mataba una oveja
.
P. de M.: ¿Eran todos naveros. Y trabajaban de todas la edades. Desde niños?
A. G.: Todos naveros. Metían las resinas en latas y las llevaban a unas barricas. Era un trabajo tremendo. Siempre manchados de negro por la resina. Venían carretas de bueyes y recogían al resina para llevarla a la Resinera. De allí se sacaba la colofonia que se exportaba a Francia y con ella se hacían cosméticos y productos industriales, entre ellos el aguarrás. También había industria de la madera, pero con los árboles que iban quedando viejos.
P. de M.: ¿Era muy distinta la vegetación de lo que es ahora? ¿Había pinos?
A.G.: Muchísimos más. A veces tenías que abrirte camino con las manos de espeso que era el bosque.
Además de pinos había muchos helechos, que se empleaban para guardar quesos y mantequilla. Había cantidad de flores silvestres. Imagina, junto con la jara, qué olor maravilloso. Lagartos, lagartijas, muchos conejos y ardillas. Se ponía una hilera de hombres con conejos en la estación para vendérselos a los viajeros.
P. de M.: ¿Y la ganadería?
A. G.: Aparte de las vacas, con lo que empieza Las Navas es con cabras. Pero al hacer la Resinera repoblaciones forestales va desapareciendo el ganado caprino, bueno no del todo, quedan algunos núcleos. La cabra destrozaba el pinar y se comía la retama por lo que se transforma en una ganadería de ovejas.
P. de M.: ¿Cómo era el pueblo antes de la guerra del 36-39?
A. G.: Mucha relación no teníamos. Subíamos algún día a la fiesta del Cristo. Había bastante miseria
.
P. de M.: ¿Había cine en Las Navas?
A. G.: Había cine mudo. Yo iba más al baile. Estaba penadísimo por la Santa Madre Iglesia y cuando ibas tenías que confesarte. El pueblo era como todos muy retrógrado
desde el punto de vista religioso y el cura insistía en que el baile era malo, aunque la gente no le hacía mucho caso.
P. de M.: Los señoritos también contribuían a dar vida al pueblo, ¿no?
A. G.: Recuerdo a un señor que se llamaba Paco Segovia, que tenía negocios en Madrid. Aquí hizo algunas mejoras: hizo una casa que llamaban la casa de los pobres APRA que tuvieran los ancianos un asilo, pero no se llegó a utilizar, la gente aquí no quería el plan de meterse en un asilo.
P. de M.: ¿La gente del pueblo participaba en vuestras fiestas?
A. G.: No mucho. Había clases sociales. Las criadas a un lado, los señoritos a otro. Primo de Rivera, José Antonio o un hermano, que acampaban en el Valladar se acercaban alguna vez por aquí.
P. de M.: ¿Y la Ciudad Ducal?, ¿qué me cuentas de ella?
A. G.: La Ciudad ducal nace en la inmediata posguerra con señores de determinada posición política que viene a construirse aquí su hotel. Gente como D. Pedro González Bueno
P. de M.: Ministro de la Gobernación con Franco.
A. G.: estábamos un poco desligados de la Ciudad Ducal porque era una élite; eso sí que era una élite
.
P. de M.: Eran más élite que vosotros…
A. G.: ¡Uy, muchísimo más! Eran un mundo aparte. No querían saber nada. Alguna vez una recomendación. Cuando el Caudillo viene aquí a inaugurar el Castillo de Magalia para el Servicio Social va a tomar té a casa de González Bueno.
P. de M.: ¿Y qué pasó en Las Navas en la Guerra Civil?
A. G.: Mi padre construye el Hotel del Carmen. ¡Y lo inaugura el 18 de julio de 1936! Te puedes imaginar que inauguración fue aquella. Se llenó de milicianos. Había un señor, Ibáñez Serrador, un poco sospechoso, que venía de Valladolid a dejar la familia aquí. Se declara el Movimiento y nos dice quién era: un capitán general de Canarias que necesitaba una documentación falsa para irse y hacerse cargo de las Fuerzas de Avila. Se fue y al volver para acá se encuentra con la columna del General Mangada, que iba a Navalperal.
P. de M.: Mangada, ¿era republicano?
A. G.: Sí, y ya no entra. Aquí nos quedamos aislados.
P. de M.: Políticamente, ¿cómo eran Las Navas?
A. G.: Estaban divididos en dos bandos. Por un lado, los socialistas. Largo Caballero etnía mucha gente en Navalperal.
Y luego, los caciques del pueblo, que eran la derecha. Las represalias aquí vinieron por la gente de fuera, no de los del pueblo, para no involucrarse. En el frontispicio de la iglesia están todavía sus nombres: caídos por Dios y por España.
Los empleados de casa (teníamos ya el matadero) cogieron enseguida el fusil y se pusieron a las órdenes de las milicias socialistas.
Nos pudieron pegar dos tiros pero no lo hicieron. Teníamos mucha relación con ellos: jugábamos e íbamos juntos a cazar conejos.

Texto: Pilar de Miguel Moreno


(Entrevista aparecida en la revista ‘Caminar conociendo’ en las páginas 23, 24 y 25 del nº 2 de julio de 1993)