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martes, 4 de enero de 2011

Historias de esclavos: Si, amo. Lo que usted quiera, mi amo (*)

Aunque algunas veces se afirmara con total certidumbre, no se ha demostrado jamás que la gran mayoría de los esclavos no tuviera ningín concepto de la libertad y fueran, por consiguiente, dichosos, felices. Tales aseveraciones no tenían otra base que de meras conjeturas. La mayor parte de los propietarios creían entender  a sus esclavos y, estos, por su parte, no intentaban desmentir aquella idea. Al contrario, solo decían lo que sus amos deseaban escuchar y se adaptaron a las acciones características de su estado de sumisión.


(De la obra de Kenneth M. Stampp titulada 'The Peculiar Institution', 1956)

(*) Título nuestro

viernes, 26 de septiembre de 2008

27/septiembre/1975: ¡Honor y Gloria a los Héroes!

27 de septiembre de 1975
Pegatina de aquellos años

Comenzaba el alboreo de ese día, y en España, en nuestra patria, el franquismo asesinó a 5 militantes antifascistas. 3 de ellos eran del FRAP, iniciales del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota. 3 jóvenes (Xosé Humberto Baena Alonso, José Luis Sánchez Bravo y Ramón García Sanz), que luchaban, en ese frente de varias organizaciones, contra la dictadura fascista, presidida por un general felón, Franco. También luchaban por una república popular y federativa que nos librara de tensiones entre la periferia y el centro; es decir: por una vida mejor y más libre.

Fueron juzgados, en juicio sumarísimo, por tribunales militares, sin garantías procesales. Y sin pruebas, sin una simple prueba, los condenaron a muerte.


Querían meterle el miedo al pueblo. Para paralizarlo. Para que no se moviera.


Hay que decir, y lo decimos, que a esa represión sangrienta ayudaron, en la medida de sus posibilidades, el PSOE (entonces con poca fuerza de movilización) y sobre todo el PCE de Carrillo (un tal Santiago), cuya política de 'reconciliación nacional' (de borrón y cuenta nueva) no le interesaba la acción valiente, consecuentemente revolucionaria, del FRAP.


Y como nosotros no tenemos nada que ver con el PSOE, ni con el PCE, recordamos aquí a aquellos jóvenes, mártires de una nueva España y por eso gritamos, recordándolos: ¡Honor y Gloria a los héroes del pueblo! Porque, como decía el escritor ruso Máximo Gorki: la locura de los valientes es la única sabiduría.



jueves, 3 de enero de 2008

Jacinto Barrios y otros fundaron Radio Pekín

Los españoles que fundaron Radio Pekín

Se han cumplido cincuenta años del inicio de las transmisiones en español de Radio Pekín, la mítica emisora, junto a Radio Pirenaica y la BBC, que animaba las búsquedas diexistas de la posguerra. En la capital china se ha recordado recientemente este evento, en el cual se ha destacado la importante labor desempeñada por sus iniciadores, un reducido grupo de comunistas españoles llegados de Moscú. En el acto participaron muchos representantes diplomáticos de países de América Latina. Pero nadie representó a la embajada española, ni siquiera al flamante Instituto Cervantes de la capital china.Corría el mes de septiembre del año 1956. El grupo de españoles ya había llegado en mayo del año anterior, atendiendo una petición cursada por el Partido Comunista de China y dirigida al Partido Comunista de España. En Moscú, Dolores Ibarruri, decide enviar a China a un grupo de cinco personas formado por Jacinto Barrios y su esposa, Pura Aznar, Kety Rodríguez y su hermana, Irene Falcón, y Teresa Barzana. Irene regresaría a Moscú en agosto de 1956, en el mismo avión que llevaría de vuelta a La Pasionaria después de participar en el VIII Congreso del Partido Comunista de China.

Por aquel entonces, la radio era un medio de comunicación privilegiado y se convirtió en el primero en elaborar información en español. Ni siquiera la agencia de noticias Xinhua contaba con un servicio en este idioma. Las preferencias principales eran el ruso, el inglés o el japonés. La radio se convertía en el mecanismo esencial para hacer llegar al mundo la identidad de la Nueva China, la proclamada por Mao solo siete años antes desde la tribuna de Tiananmen. Por eso, Radio Pekín nunca fue concebida como un instrumento de apoyo a los exiliados republicanos, sino como una voz divulgadora de los nuevos tiempos que amanecían en Oriente. Los contenidos se referían a asuntos exclusivamente chinos, redactados por los periodistas de la sección central de la Radio, originalmente en chino, y después traducidos a las diferentes lenguas.

Pero casi nadie hablaba o comprendía el español. El primer lustro de Radio Pekín se inició en la más absoluta precariedad. Yao Yuexin, la primera china del grupo, no hablaba español. Era traductora de ruso. Ella leía en ruso los artículos escritos originalmente en chino para que Kety Rodríguez los mecanografiara directamente en español. Eran "dos cabezas y cuatro manos", como recuerda con gracia ahora. Tanto Jacinto, como Pura, Irene o Kety hablaban un ruso excelente. Tereza Barzana, entonces con poco más de veinte años, se había educado en Moscú y hablaba más ruso que español.

Jacinto Barrios, asegura Yao Yuexin, fue el alma de aquella empresa. Locutor, traductor, reportero, con una gran vocación por el trabajo y no menor entusiasmo, fue capaz de armar un equipo donde nada había para construir, parafraseando las palabras pronunciadas durante la primera emisión, "un puente volante capaz de unir océanos".

A los dos meses de llegar a Pekín se constituyó la sección preparatoria de lengua española del departamento exterior del Buró de la Radiodifusión Central. Las actividades se iniciaron reuniendo materiales diversos, tanto escritos como sonoros, planeando programas, contactando con personalidades de interés, etc. El lugar de trabajo no podía ser mejor, un siheyuan, la típica residencia cuadrangular china, sita en el hutong Ma Hua, en el distrito Este de la capital. En octubre de 1955 se incorporaron al equipo Yang Linchang y Pang Binan, dos estudiantes de español, que permitieron dar un considerable impulso a los preparativos (Pang llegaría a ser vicedirector de Xinhua). Barrios los preparó a conciencia en la traducción y la locución, e incluso les ayudó a mejorar su mecanografía. Más tarde, en enero de 1956, llegaba de Francia, Cheng Renkang, que conocía bien el español y se convirtió en el único chino del grupo capaz de traducir directamente del chino al español. Anteriormente, el idioma franco del grupo era, exclusivamente, el ruso. En abril de 1956 se formó la redacción, integrada por Kun Tinmen, Jacinto Barrios e Irene Falcón, dando inicio a la transmisión en régimen experimental. En septiembre se lanzarían los primeros programas con las voces en antena de Jacinto y Pura, su esposa, en media hora de programación que consumía jornadas enteras de dedicación de los nueve integrantes del equipo (Irene ya había regresado a Moscú en agosto).

Todos ellos fueron abandonando Pekín a finales de la década. Primero Barrios y Pura. Después Kety, en 1960. Y, finalmente, Teresa, cuando ya las relaciones con la URSS se hallaban en fase de franco y abierto deterioro. A partir de entonces, la emisión quedó en manos de los propios chinos, quienes continuaron la labor iniciada por aquel pequeño grupo de españoles entusiastas, llenos de altruismo y comprometidos con el ideal de construcción de un mundo mejor. Más tarde llegarían especialistas de Chile y de otros países de América Latina."Nos ayudaron como si trabajaran para si mismos", recuerda emocionada Yao Yuexin, quien aún tararea algunas de las canciones que a los españoles les gustaba cantar cuando los fines de semana organizaban divertidas meriendas en el campo: "Hermosa villa de Luarca, que guapina vas a ser …". Barrios y Kety eran quienes llevaban la voz cantante en estos menesteres.Chinos y españoles compartieron un proyecto común sin importarles entonces ni la nacionalidad de unos o de otros ni las condiciones materiales en las que podían desempeñar su trabajo. La solidaridad era entonces el vínculo más sólido e inquebrantable que pudiera imaginarse. Jacinto, el último del grupo en fallecer, escribió por última vez a Yao Yuexin en el 2002. Ella conserva sus cartas y su recuerdo con una devoción que en España, lamentablemente, sólo es olvido.

Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China (Casa Asia-IGADI)

Domingo, 29 de Octubre de 2006

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posted by Blogchevique 5:10 AM


1 Comments:
antitrotskism said...

existia tambien otra cadena de radio durante el franquismo, en circunstancias parecida a radio pekin, pirenaica y demás que fué "radio tirana", la cual emitia en castellano un militante del frap desde la capital albanesa.

saludos

TOMADO DEL BLOG: http://civilizacionsocialista.blogspot.com/

lunes, 22 de enero de 2007

Julio Valdeón Baruque: LA 'INVENCIÓN' DE LA HISTORIA



LA ‘INVENCIÓN’ DE LA HISTORIA
Por Julio Valdeón Baruque(*)


Pensar sin referencia continua, permanente, a la historia, me parecería tan imposible como a un pez... vivir fuera del agua”, dijo en 1987 el conocido hispanista francés Pierre Vilar. En efecto, el ser humano es ante todo un ser en el tiempo”. Ciertamente vivir es proyectar el futuro, pero al mismo tiempo apoyarse en el pasado. De ahí la permanente relación dialéctica entre pasado, presente y futuro.La palabra historia, no obstante, tiene dos acepciones muy diferentes , pues significa tanto la sima de acontecimientos que protagoniza la humanidad como el discurso elaborado por la mente humana para relatar o explicar ese proceso. La historia, entendida en este último sentido, es una disciplina académica, que tiene su liturgia y sus oficiantes, que se plasma en textos escritos y se enseña en los centros escolares, que construyen unos especialistas, los “historiadores”, y manejan todos los ciudadanos. Y es que la historia, por su estrecha conexión con la formación social e ideológica, tanto de los individuos como de las colectividades, es susceptible de manipulación hasta límites inverosímiles. Por eso dijo en su día P. Valery que la historia era la elaboración más perversa de cuantos productos habían salido del cerebro de los hombres. La historia puede servir los propósitos de los amos, pero también de los esclavos. ¿No se ha dicho asimismo que toda clase de historia es un panfleto, de derechas o de izquierdas?


No obstante el terreno en que la historia ha prestado y presta más servicios, aunque con altos riesgos, es el relativo a la configuración de la conciencia nacional. La historia y su conocimiento son uno de los de los principales elementos de la conciencia nacional y una de las condiciones básicas para la existencia de cualquier nación”, ha dicho el historiador polaco J. Topolsky. Por su parte, el francés B. Gene ha puesto de manifiesto, con la mayor rotundidad, que no existe nación sin historia nacional”. Claro que este último postulado puede ser invertido: fabriquemos una historia nacional “ad usum” y habremos puesto los cimientos de una nación. Así se explica que después de tantos años de utilización en España de la historia como alimento de la conciencia nacional, incluso echando mano de una materia denominada Formación del espíritu nacional”, que básicamente se nutría de materiales históricos convenientemente aliñados, la llegada de la democracia y la puesta en marcha del estado de las autonomías hayan supuesto una nueva era para los historiadores-nacionalistas, por más que ahora los marcos territoriales sean simples partes de lo que hasta ayer era el todo. Pero, como advirtieron los profesores Barbero y Vigil, una cosa es la legitimidad de los pueblos de España a recabar su autonomía y otra convertir cada nacionalidad y región en unidades de destino en lo universal.


Sin embargo ahí está la realidad. Veamos lo que sucede en el ámbito de la educación. En las directrices generales elaboradas por el Ministerio de Educación a propósito de la Enseñanza Secundaria Obligatoria no se habla de historia de España, ni de conciencia nacional española, ni de ciudadanos españoles, quizá como parte de la penitencia que tenemos que pagar por los pasados excesos del nacional-catolicismo. Pero simultáneamente en las Comunidades Autónomas con competencias educativas, particularmente en algunas de ellas, se pretende instrumentalizar el área de Ciencias Sociales, Geografía e Historia al servicio de la formación de una conciencia nacional propia. Por su parte, los políticos de turno no dudan en organizar festivales histórico-patrióticos, conscientes de la rentabilidad que pueden obtener de los mismos. Desde las perspectivas nacionalistas no sólo se acude al arsenal de la historia para recoger aquellos elementos que convenga a los objetivos que se persiguen sino que, en caso necesario, se hace algo más sencillo, se “inventa” la historia.

Julio Valdeón Baruque, Valladolid 1993

__________
SUMARIO:
"DESDE LAS PERPECTIVAS NACIONALISTAS NO SÓLO SE ACUDE A LA HISTORIA PARA RECOGER LO QUE CONVENGA A SUS FINES SINO QUE, SI ES NECESARIO, SE 'INVENTA' LA HISTORIA"


(Este artículo de Julio Valdeón Baruque apareció en la revista “Caminar conociendo”, número 2, pag 7. Junio de 1993)


(*)J. Valdeón Baruque. Vallisoletano. Catedrático de Historia Medieval en la Universidad de Valladolid. Presidente de Ámbito Ediciones. Ha escrito La Edad Media en la Historia de España de la editorial Labor e Historia 16 y ha dirigido la Historia de Castilla y León de la editorial Ámbito, entre otros libros.

Manuel Sánchez Mariana: El primer marqués de Las Navas


El primer marqués de Las Navas y el ‘encabezamiento’ de alcabalas de 1551

Por Manuel Sánchez Mariana (*)

Don Manuel Sánchez Mariana, Jefe del Servicio de Manuscritos, Raros e Incunables de la Biblioteca Nacional, hace, en su artículo, una semblanza biográfica del primer marqués de Las Navas, insertándolo en su momento histórico; es decir: en las dificultades económicas por las que atravesaba el gobierno de Carlos I después de la Guerra de las Comunidades.


Don Pedro de Ávila y Zúñiga, hijo del Conde del Risco y Señor de las Navas y Villafranca, había heredado los títulos de su padre en 1504. Hombre de confianza del Emperador Carlos V, y quizá uno de sus principales valedores en Castilla, recibió de aquel en 1533 el Marquesado de Las Navas, creado expresamente para premiar sus servicios. Por entonces era también alférez mayor perpetuo de la Ciudad de Ávila, por lo que tuvo ocasión de acoger como anfitrión en dicha ciudad al Emperador en 1534. También fue el principal organizador de las Cortes de Toledo de 1538, en plena guerra con Francia, cuando los asuntos de Castilla requerían especial atención. Don Pedro había casado 1524 con la hija del Marqués de Priego, doña María Enríquez de Córdoba, y en el mayor de los cinco hijos que hubieron quedó asegurada la sucesión del Marquesado.

La fidelidad de D. Pedro al Emperador dio lugar sin duda a que éste le nombrara Mayordomo de su hijo y heredero el príncipe Felipe, a quien acompañó en su viaje a Flandes en 1549. Su principal reconocimiento como hombre de estado tuvo lugar en 1553, en que fue designado embajador extraordinario en Inglaterra, encargándose al año siguiente de transportar, con gran aparato, la joya que el príncipe, futuro Felipe II, regalaba en su matrimonio a la reina María de Tudor. Varios ingenios de la época le señalan como destacado protector de las letras, aunque en esto no superase a su hermano, D. Luis de Ávila y Zúñiga, Maestre de la Orden de Alcántara, cronista y también hombre de confianza de Carlos V. Los principales rasgos biográficos de este personaje quedaron reflejados en el Memorial en que representa al rey nuestro señor la antigüedad, calidad y servicios de ssu casas, de don Diego Benavides y de la Cuesta y don Francisco Dávila y Corella, impreso en Madrid en 1660.

Pero el año de 1534 el Emperador debía de andar excesivamente preocupado para allegar caudales para financiar sus inacabables campañas. Por otro lado el debilitamiento del reino castellano, tras la guerra de las Comunidades, no solo no permitía conseguir allí grandes recursos, sino que antes bien aconsejaba acudir en su remedio. En las Cortes de Madrid de 1534 los procuradores de las ciudades y villas de Castilla debieron de hacer lo imposible por conseguir que el reparto de los impuestos fuera lo más equitativo posible, y el resultado de ello fue el lograr que se elaborase un censo o ‘encabezamiento’ en el constasen las rentas por cabeza en cada localidad. El documento resultante, terminado en Valladolid a 9 de abril de 1551, en un grueso volumen de más de mil páginas que existe en la Biblioteca Nacional (ms. 706) y al fin del mismo figura la firma original, como contador real, de don Pedro de Ávila, primer Marqués de las Navas.

(Luego del artículo viene fotocopia del final del documento con la firma del Marqués y una nota de la revista ‘caminar cconociendo’ que dice: “Final del censo o ‘encabezamiento’ de alcabalas terminado en Valladolid a 9 de abril de 1551, con la firma original de don Pedro de Ávila, como contador real y primer Marqués de las Navas. Manuscrito de la Biblioteca Nacional ‘ms. 706’)

(*) Manuel Sánchez Mariana, Jefe del Servicio de Manuscritos, Raros e Incunables de la Biblioteca Nacional


ESTE ESCRITO DE MANUEL SÁNCHEZ MARIANA SALIÓ EN LA REVISTA ‘CAMINAR CONOCIENDO’, Nº 2, PÁGINAS 5-6

viernes, 19 de enero de 2007

Pilar de Miguel Moreno: Andrés García Cortés, empresario

ANDRES GARCÍA CORTES
EMPRESARIO

ENTREVISTA DE PILAR DE MIGUEL MORENO, PSIQUIATRA

A ANDRES GARCÍA LO DEFINIA EL PUEBLO COMO UN ‘SEÑORITO’. CIERTAMENTE TENÍA UNA VIDA MAS FACIL DE LO QUE ERA PARA LOS NAVEROS. A LO LARGO DE LA ENTREVISTA SE VISLUMBRA EN ÉL UN CIERTO ORGULLO DE PERTENECER A UNA FAMILIA QUE, A TRAVÉS DEL TRABAJO, HA CONTRIBUIDO A PRODUCIR RIQUEZA. FRENTE A LA ‘ELITE’ DE LA CIUDAD DUCAL, AISLADA, PROCLIVE EN TODO CASO AL JUEGO DE LA RECOMENDACIÓN Y EL FAVOR, ANDRÉS GARCÍA SEÑALA LA EXISTENCIA DE UNA BURGUESÍA, LA SUYA, QUE NO PUEDE PERMITIRSE ESE AISLAMIENTO. LA ENTREVISTA DEJA MUCHOS INTERROGANTES. NO ESTARÍA MAL QUE ALGUIEN LOS VOLVIERA PLANTEAR, INCLUSO, DE MANERA POLÉMICA.

PAR EL PUEBLO ERAMOS ‘LOS SEÑORITOS’. LOS CHAVALES NOS TENÍAN UNA MANÍA TERRIBLE.

Pilar de Miguel: ¿Cuándo y por qué viniste a Las Navas y a la Estación?
Andrés García: Yo nací en el 15. Cuando vine a Las Navas tenía 5 años a raíz de tener una tos ferina muy fuerte. Mi padre pensó que viniendo a un sitio alto, con ganado, se me iba a quitar.
P. de M.: Por el cambio de clima.
A. G.: Así que vivíamos entonces en la huerta del tío Jilguero, que estaba donde vive Boni, en el fondo de la vaguada donde pasa un arroyuelo.
Sólo había aquí 3 hoteles: 2 de la Infanta Eulalia, otro de uno de Madrid más el Hotel Iris. Aquí no había nada: huertas de gente del pueblo. Los 2 hoteles de la Infanta estaban en venta por lo que mi padre fue a Palacio y compró los 2 por 50.000 pesetas. Todos decían que era una locura: eran los ahorros que tenía. Había venido a Madrid con los pantalones rotos y con mucho trabajo y sacrificio se había hecho comerciante
.
P. de M.: Me estás hablando de los años 20.
A. G.: Si, del 23 al 27, más o menos… Como te decía así empezó la Colonia García. El primero que vino a veranear fue el torero Vicente Pontos. Cobraba mi padre 1.600 pts. De renta. Con lo que sacaba iba construyendo otras casas.
P. de M.: Las casas las construía gente de Las Navas…
A. G.: Sí, un señor del pueblo, el señor Gumersindo hacía de maestro de obras.
Mi padre se enteró que aquí en la resinera daban baños de aguarrás para la gente que tenía reuma. Construyó entonces unos pabellones: unos con habitaciones y otro con cocina y comedores. Pero aquello fracasó porque era gente de pocos medios económicos, en fin, fue un desastre. Así que mi padre convirtió los pabellones en casitas.
P. de M.: ¿Para los veraneantes?
A. G.: Sí, el verano era entonces de 3 meses. Toda gente de dinero: burguesía alta. En lo que ahora es el Carmen se hospedaba el dueño de una tienda de Madrid., ‘El millón de corbatas’, en el piso de abajo vivía Ramos Carrión, autor de un libreto de zarzuela.
Llegaron a juntarse 20 ó 30 familias. Aquí no había de nada, ni luz eléctrica, y lo traían todo del pueblo, en una caballería. Mi padre puso una tienda y se la alquiló a un señor del pueblo para que le gente estuviera abastecida.
Nosotros éramos ‘los señoritos’ para la gente del pueblo. Los chavales nos tenían una manía terrible: ‘ya están los señoritos a quitarnos el aire’ y más de una vez te llevabas una pedrada. También estaba el miedo a los enfermos del pecho…
P. de M.: Los tuberculosos. En el Dominguillo, ¿llegó a haber un hospital?
A. G.: Había un político, Martínez Anido, que fue Ministro de la Gobernación durante la dictadura de Primo de Rivera, que quiso poner un hospital allí para niños. Pero se opuso el pueblo. La tuberculosis era una enfermedad terrible.
P. de M.: Y la Resinera, ¿qué recuerdas de la Unión Resinera?
A. G.: Se sacaba la resina con un recle, una especie de palo acabado en forma de guadaña que abría una brecha en el pino, sacando un trozo, al viruta. Así el pino iba poco a poco sangrando recogiéndose en tiestos la resina. Había mucha miseria. Los obreros en verano vivían en chozas y se alimentaban con pan y tocino. Rara vez se mataba una oveja
.
P. de M.: ¿Eran todos naveros. Y trabajaban de todas la edades. Desde niños?
A. G.: Todos naveros. Metían las resinas en latas y las llevaban a unas barricas. Era un trabajo tremendo. Siempre manchados de negro por la resina. Venían carretas de bueyes y recogían al resina para llevarla a la Resinera. De allí se sacaba la colofonia que se exportaba a Francia y con ella se hacían cosméticos y productos industriales, entre ellos el aguarrás. También había industria de la madera, pero con los árboles que iban quedando viejos.
P. de M.: ¿Era muy distinta la vegetación de lo que es ahora? ¿Había pinos?
A.G.: Muchísimos más. A veces tenías que abrirte camino con las manos de espeso que era el bosque.
Además de pinos había muchos helechos, que se empleaban para guardar quesos y mantequilla. Había cantidad de flores silvestres. Imagina, junto con la jara, qué olor maravilloso. Lagartos, lagartijas, muchos conejos y ardillas. Se ponía una hilera de hombres con conejos en la estación para vendérselos a los viajeros.
P. de M.: ¿Y la ganadería?
A. G.: Aparte de las vacas, con lo que empieza Las Navas es con cabras. Pero al hacer la Resinera repoblaciones forestales va desapareciendo el ganado caprino, bueno no del todo, quedan algunos núcleos. La cabra destrozaba el pinar y se comía la retama por lo que se transforma en una ganadería de ovejas.
P. de M.: ¿Cómo era el pueblo antes de la guerra del 36-39?
A. G.: Mucha relación no teníamos. Subíamos algún día a la fiesta del Cristo. Había bastante miseria
.
P. de M.: ¿Había cine en Las Navas?
A. G.: Había cine mudo. Yo iba más al baile. Estaba penadísimo por la Santa Madre Iglesia y cuando ibas tenías que confesarte. El pueblo era como todos muy retrógrado
desde el punto de vista religioso y el cura insistía en que el baile era malo, aunque la gente no le hacía mucho caso.
P. de M.: Los señoritos también contribuían a dar vida al pueblo, ¿no?
A. G.: Recuerdo a un señor que se llamaba Paco Segovia, que tenía negocios en Madrid. Aquí hizo algunas mejoras: hizo una casa que llamaban la casa de los pobres APRA que tuvieran los ancianos un asilo, pero no se llegó a utilizar, la gente aquí no quería el plan de meterse en un asilo.
P. de M.: ¿La gente del pueblo participaba en vuestras fiestas?
A. G.: No mucho. Había clases sociales. Las criadas a un lado, los señoritos a otro. Primo de Rivera, José Antonio o un hermano, que acampaban en el Valladar se acercaban alguna vez por aquí.
P. de M.: ¿Y la Ciudad Ducal?, ¿qué me cuentas de ella?
A. G.: La Ciudad ducal nace en la inmediata posguerra con señores de determinada posición política que viene a construirse aquí su hotel. Gente como D. Pedro González Bueno
P. de M.: Ministro de la Gobernación con Franco.
A. G.: estábamos un poco desligados de la Ciudad Ducal porque era una élite; eso sí que era una élite
.
P. de M.: Eran más élite que vosotros…
A. G.: ¡Uy, muchísimo más! Eran un mundo aparte. No querían saber nada. Alguna vez una recomendación. Cuando el Caudillo viene aquí a inaugurar el Castillo de Magalia para el Servicio Social va a tomar té a casa de González Bueno.
P. de M.: ¿Y qué pasó en Las Navas en la Guerra Civil?
A. G.: Mi padre construye el Hotel del Carmen. ¡Y lo inaugura el 18 de julio de 1936! Te puedes imaginar que inauguración fue aquella. Se llenó de milicianos. Había un señor, Ibáñez Serrador, un poco sospechoso, que venía de Valladolid a dejar la familia aquí. Se declara el Movimiento y nos dice quién era: un capitán general de Canarias que necesitaba una documentación falsa para irse y hacerse cargo de las Fuerzas de Avila. Se fue y al volver para acá se encuentra con la columna del General Mangada, que iba a Navalperal.
P. de M.: Mangada, ¿era republicano?
A. G.: Sí, y ya no entra. Aquí nos quedamos aislados.
P. de M.: Políticamente, ¿cómo eran Las Navas?
A. G.: Estaban divididos en dos bandos. Por un lado, los socialistas. Largo Caballero etnía mucha gente en Navalperal.
Y luego, los caciques del pueblo, que eran la derecha. Las represalias aquí vinieron por la gente de fuera, no de los del pueblo, para no involucrarse. En el frontispicio de la iglesia están todavía sus nombres: caídos por Dios y por España.
Los empleados de casa (teníamos ya el matadero) cogieron enseguida el fusil y se pusieron a las órdenes de las milicias socialistas.
Nos pudieron pegar dos tiros pero no lo hicieron. Teníamos mucha relación con ellos: jugábamos e íbamos juntos a cazar conejos.

Texto: Pilar de Miguel Moreno


(Entrevista aparecida en la revista ‘Caminar conociendo’ en las páginas 23, 24 y 25 del nº 2 de julio de 1993)

jueves, 11 de enero de 2007

Serafín de Tapia: Un Tesoro del Tiempo de los Moros

UN TESORO DEL TIEMPO DE LOS MOROS

Por Serafín de Tapia


En los pueblos de Castilla, cuando a ciertas ruinas o parajes del lugar se les quiere atribuir un remoto origen, no exento de una pizca de misterio o de fantasía, siempre se dice que es 'del tiempo de los moros' a pesar de que en nuestro país haya habido, a lo largo de los siglos, otros muchos tiempos, como el de los romanos, como el de los visigodos, etc. Sin duda la civilización árabe es la civilización extraeuropea que más fuertemente ha impresionado a nuestro pueblo.

Había visto yo en la hoja 530 (Vadillo de la Sierra) del Mapa Topográfico Nacional, escala 1:50.000, un microtopónimo que me llamó la atención: ‘El tesoro’; estaba en las estribaciones de la Sierra de Gredos, término de Narros del Puerto, a unos 30 kms. de Avila, camino del Puerto de Menga. Una tarde de domingo de ese invierno me acerqué por allí y en el bar –el único lugar donde vi gente- me dijeron que no sabían por qué se llamaba así aquel lugar, pero que debía ser ‘por algún tesoro del tiempo de los moros’. Hasta ahí llegaba su información y su fantasía.

Mientras volvía a la ciudad reflexionaba sobre mi dificultad para fantasear sobre el asunto, a causa de que yo sí conocía el origen de aquella denominación. También pensaba en el contraste entre la fecunda imaginación que tenían los castellanos de principios del siglo XII y lo difícil que hoy nos resulta a los adultos ser ensoñadores.

Ya en casa, repasé mis notas y ficheros. Corría el año 1611 y España vivía convulsionada por la expulsión de los moriscos, aquellos 300.000 mil españoles de cultura musulmana cuya integración en la mayoría cristiano-vieja había resultado fallida. Aunque la marcha había comenzado en septiembre de 1609, todavía quedaban algunos por salir del reino, entre ellos la mitad de los de Ávila, precisamente los más ricos e integrados. Como los bandos de expulsión prohibían sacar del reino oro, plata, y joyas pronto se extendió la opinión de que los moriscos –considerados por el pueblo como muy laboriosos y avaros- estaban enterrando en lugares secretos sus tesoros. Aunque la inventiva y credulidad popular estaba mucho mejor nutrida que las faltriqueras de los expulsados, no faltaron casos en que algo debió de haber, si bien la mayoría de los tesorillos encontrados a lo largo de las siguientes décadas procedían de yacimientos prehistóricos. Por supuesto, la opinión pública siempre los atribuía a los moros y de ello se encuentran ecos en la literatura de la época.

Cervantes escribió en 1615 cómo el morisco Ricote había regresado disfrazado de peregrino alemán, a recoger los escudos que él mismo había enterrado en su pueblo manchego. Por su parte Lope de Vega, que precisamente ese mismo año estuvo en Ávila algunos días del mes de julio, escribió a las pocas semanas El ramillete de Madrid, donde dice:


Los moros de la expulsión
Dicen que en España dejan
Gran número de doblones;
Porque no los corazones,
Sino los cuerpos alejan;
Y pensando que algún día
Los podrán volver a ver,
Más los quieren esconder,
Que perderlos.


(Acto II, escena 14 B.A.E., t. IV, p.512, b)

No cabe duda de que estos versos estarían influidos por los comentarios que en Ávila suscitaría el pleito que acababa de desarrollarse entre Diego Dávila, señor de Navamorcuende y dueño de la dehesa de Narros del Puerto, y ciertos vecinos del lugar acusados, por aquel, de que en mayo de 1611 ‘do diçen la Manga, camino de Muñotello, sacaron un gran tesoro e se lo tiene oculto entre ellos’. El noble sostiene que el tesoro le pertenece por haberse encontrado en su propiedad.

Aunque en ningún momento se dice que el tesoro hubiese sido enterrado por algún morisco –ello supondría que la beneficiada sería la Real Hacienda- las diversas comparecencias del proceso permiten captar fácilmente que demandante y demandados han actuados influidos por la fiebre de los buscadores de tesoros moriscos; en efecto, un testigo afirma que aquellas tierras han estado arrendadas, muchos años, a un rico morisco de la ciudad –Gabriel de León- y que otro morisco zahorí había indicado a los cavadores que en determinado lugar ‘avía destar un torillo de piedra y entre él y un coto avía de aver un gran tesoro’. Teniendo en cuenta esta alusión a un torillo de piedra (un probable berraco vetón) y que el lugar no está muy lejos del Castro de Ulaca, lo más seguro es que hubieran desterrado restos celtas. Así es descrito lo que encuentra: ‘un jarrillo colorado… una garrafa de vidrio que haría como qaurtillo e medio… que tendría la boca que se cabría un dedo;… e queriéndola sacar entera se quebró y estava llena de tierra y de las cabaduras salían algunos clavos moosos de hierro… e dos pedazos a modo de zerçillos… e procurando saber de qué hera le pareció ques de bronce o metal’.

Y lamentablemente eso fue todo. Según el expediente conservado en la sección ‘Audiencia’ del Archivo Histórico Provincial de Ávila no hubo tal tesoro. No queda más remedio que reconocer que, con frecuencia, las aportaciones de las investigaciones históricas frustran las posibilidades de levantar sugerentes fabulaciones de pretendida fundamentación en hechos del pasado.

Sin embargo, ¿quién está seguro de que los labriegos de Narros, tanto procesados como testigos, no urdieron una perfecta confabulación para engañar al juez y al avaricioso señor de Navamorcuende? Al fin y al cabo los dos moriscos que sucesivamente habían arrendado aquellas tierras en los últimos 30 años eran bastante acaudalados: Gabriel de León, cuya fortuna se calculaba en 2.500 ducados, era un mercader que comerciaba activamente con Valencia, Sevilla y Córdoba. Le sucedió en el arriendo Vicente Avancique, también mercader, quien en 1596 había sido incluido por el Ayuntamiento de Ávila entre los 9 vecinos más ricos de la ciudad.

Según voy escribiendo estas líneas cobra cada vez más fuerza la sospecha de que los campesinos a los que me dirigí un domingo de ese invierno sabían –o imaginaban saber- más de lo que me dijeron.

(*) Serafín de Tapia es doctor en Historia


DE LAS PÁGINAS 34 y 35 DE LA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO, Nº 2. JUNIO DE 1993