martes, 10 de noviembre de 2009

José Mª Amigo Zamorano: Recordando a Eusebio García Luengo

Al recortarnos el bigote ante el espejo, un bigote blanco, nada simétrico, porque por una parte caen los pelos sumisos y por la otra se encrespan rebeldes; al recortarnos el bigote, decimos, nos hemos acordado del viejo escritor García Luengo (D. Eusebio) ¿Por qué? Bueno, porque tenía una barba de varios días que durante toda su vida se recortó él, sin que nunca fuera al barbero; Porque tenía una barba también insumisa; porque conversamos, aquí, en Las Navas del Marqués, durante más de 15 años, todos los veranos; porque sus charlas, sus palabras, sus observaciones, sus recuerdos, desembocaron, por nuestra parte, en amistad, en querencia; porque nos acordamos de él...

(Aquí hacemos un aparte; ¿nos consideraba don Eusebio García Luengo sus amigos?... No sabríamos afirmar que fuera recíproca esa amistad; aunque esto necesitaría algunas palabras mas por añadidura; veamos: nunca mostró un rechazo, la menor animadversión, ningún atisbo de malquerencia hacia nosotros, pero, a la edad que lo conocimos, ya con 80 años, alejado de la vida literaria y después de haber luchado tanto, vivido tanto, haber conocido a tantas personas, ser de verbo fácil, pues le gustaba hablar... no podríamos asegurar asegurar, rotundamente, que nos tuviera por amigos... sería muy arriesgado declararlo. Creemos que si. Y muestras contrarias no tenemos. Pero, como hijos de campesinos, tímidos como el propio D. Eusebio y rencos además, que se le va a hacer la culpa fue de la poliomielitis, somos desconfiados. Y de todas maneras ya no lo podremos averiguar si nos tenía por amigos, no podremos preguntárselo pues murió en el 2003 a los 93 años de edad. Dulcemente, al parecer. En la cama, de su casa de la calle Ibiza de Madrid. Y además hubiéra sido inútil, pues tenía tantas conchas o más que los galápagos, y como él decía, era tan cobarde que para no tener un enemigo más, se habría envuelto en palabras de las que no se iba a salir nunca, ¡jamás!, lo asediaras por donde lo asediases. Sin embargo, alguna consideración si que debió de tener con nosotros, aunque solo fuera porque le hicimos varios homenajes, uno con categoría de nacional, a su labor literaria y nunca, jamás, mostró rechazo alguno a estos propósitos nuestros.

Como él decía, lo dimos a conocer.
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-Me has hecho popular.
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En esas palabras había cierta verdad y mucha ironía, ya que estaba harto de que lo conocieran. En toda España. Pero, si, efectivamente, lo presentamos ante un numeroso público de veraneantes y gentes naveras, quienes, sorprendidos, descubrían que bajo la apariencia de un mendigo se escondía un hombre sabio, culto, de conversación agradable y fluida, sugestiva y atrayente.

Decíamos, apariencia de mendigo, o vagabundo, o pordiosero... Y si, la tenía. Cuerpo delgado, encorbado, con cayado, cara amojamada, con barba de varios días, cada pelo por su parte, cabello blanco, gorra de plato, ropas demasiado amplias, como de prestado, unos zapatos largos, desgastados, sin lustrar, demasiado grandes para él, quizás. Todo llevaba a la conclusión de que estábamos ante un pobre de solemnidad. Si a eso le añadimos las manchas en la pechera, o en otras partes del cuerpo, corroboraba aun más esa primera impresión. Hasta él nos dijo que, una vez, le dieron unas monedas como limosna. Y como viera que por mucha explicación que les dio los que depositaron la limosna no parecían escucharlo... se guardó 'las perras' y siguió andando.

Esa apariencia de mendigo, o vagabundo, o desarrapado, o... o también marginado, desvalido, débil, indefenso... llevaba a ciertas personas a acercase a él con ánimo conmiserativo. Nos contaba, al respecto, que, la calle Ibiza, donde tenía su residencia habitual, tiene un bulevard al que acudía muy a menudo sentándose, muchos ratos, en los bancos de ese paseo. A gastar el tiempo y a ver 'pasar al personal, como dicen en Madrid'. Explicaba sus numerosos paseos por la calle porque padecía de claustrofobia...
Bueno, sigamos con lo que les queríamos contar: se dio cuenta de que hacía varios días una señora, al pasar cerca del banco donde estaba sentado, lo miraba con cierto interés. Y ya, un día, se acercó interesándose por él: que de dónde era, que si se encontraba solo, que si necesitaba ayuda... D. Eusebio García Luengo, muy amable, le contestó que no, que no se encontraba solo, que vivía con un hijo y que más allá, y don Eusebio le señaló en una dirección de la calle Ibiza, vivía otro hijo, que no, que no era madrileño, que era de Puebla de Alcocer, un pueblo extremeño de la provincia de Badajoz, pero que llevaba viviendo en Madrid muchísimos años.

-Y vivo, ahí, en frente. Ahí vivo. Ahí tiene usted su casa, señora. Verá usted, si salgo fuera, a la calle, si me ve usted, aquí, tan a menudo, es porque padezco de claustrofobia.

La señora lo miró e hizo un gesto extraño.

-¿Padece usted de claustrofobia?...
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-Si, señora. Soy claustrofóbico
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La señora se fue separando poco a poco del escritor y...
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-'Juyó'. 'Juyó' como alma que lleva el diablo... -nos decía Don Eusebio- ¿Qué pensaría esa buena mujer acerca de la 'claustrofobia?... Y si, reconozco 'mi torpe aliño indumentario', dicho con palabras de Machado (D. Antonio) Pero... solo ahora; antes... antes yo era muy elegante, distinguido y señorito. Modesto, pero señorito.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Fanny Rubio Gamez en Caminar Conociendo

Tomado de:

http://www.catedramdelibes.com/archivos/001238.html

Fanny RUBIO GAMEZ

Nació en 1949 en Linares (Jaén). Doctora en Filología Románica, ha sido profesora en la Universidad de Granada y en la Universidad Complutense de Madrid. Además de escritora, como excelente estudiosa de la literatura se ha dedicado fundamentalmente a la poesía española contemporánea y ha publicado antologías como Poesía española contemporánea, estudios (Las revistas poéticas españolas (1939-1975), por ejemplo) y también artículos en prestigiosas revistas científicas (Ínsula, Revista de Occidente, Cuadernos hispanoamericanos, etc.). En el campo de la creación literaria, ha cultivado la poesía, la novela y el cuento, obteniendo en todos los géneros una buena acogida por parte de la crítica y los lectores. Actualmente es, desde el año 2006, la directora del Instituto Cervantes en Roma.

-POESÍA
Primeros poemas (1966).
Acribillado amor (incluido en el libro colectivo Poemas) (1970).
Retracciones (1979).
Reverso (1988).
Retracciones y reverso (1989).
Dresde (1990).
En Re menor (1990).

-NARRATIVA
"A Madrid por capricho" (publicado como libro) (1988). Relato.
La sal del chocolate (1992). Novela.
"Ja-Li" (en la revista Caminar conociendo, Las Navas del Marqués - Avila) (1993). Relato.
La casa del halcón (1995). Novela.
"Vertical" (incluido en las antologías de relatos El libro negro de Madrid, 1995, y Mujeres al alba, 1999). Relato.
El dios dormido (1998). Novela.
"Clara se moja por primera vez" (publicado en el diario El Mundo) (1998). Relato.
"Una razón de amor" (incluido en la antología de relatos Vidas de mujer) (1998). Relato.
"La Brisa" (incluido en la antología de relatos De Madrid al cielo) (2000). Relato.
El hijo del aire (2001). Novela.
"¡Goool!" (incluido en la antología de relatos La risa y la sonrisa) (2001). Relato.
Fuegos de invierno bajo los puentes de Madrid (2006). Libro de relatos.


1967: Premio "Ciudad de Jaen" con Primeros poemas.
1970: Premio de Poesía Universidad Complutense con Acribillado amor
2007: Premio Ideal de Cultura por su trayectoria como escritora.

VUELVE EL MIRAR

Vuelve el mirar a la ciudad marina: Sus columnas tendidas del crepúsculo, sus niños en el patio de butacas, en círculo su mar, aliento húmedo del soportal en el poniente.

Vuelve el mirar, ya en el límite azul del tiempo huido, al manso arrullo que adivina el sueño. Vuelve tu voz a la memoria, la dulce lengua de templado fuego

y en el cristal del amoroso lance ("plastificamos en el acto") vuelve nuestro perfil hacia la calle del Verdigón, atados a la luz a mano armada.

(De Retracciones)


VENUS DORMIDA (II)

Sabes, amor, el fuste a veces falla.
La moldura derecha queda un poquito baja.
No lograré sobreponerme delante del desfile.

Intenta por lo menos
que las abrazaderas se mantengan,
-sabes amor- que parezca la grava
arena de los mares
y este toral un "locus amoenus".

Estaremos tranquilos así, mientras asiste la inspección.

Y es que, ocurre, mi amor, que estos diez dedos
no están para manitas
ni este pinchazo pectoral va a poder entonar el "Misa est".
Mejor pensamos la Elegía.

No obstante, aunque la cosa es más bien chunga,
haré lo subjuntivo porque esta gárgola responda,
por lo menos, hasta el yogourt,
porque, por algo, amor, estamos a la última.

(De Dresde)

Mientras tanto, Alejandra se había ofrecido en aquellos meses de parón laboral en la revista Ajoblanco como "investigadora para casos difíciles", y apenas logró una oferta en "detectives matrimoniales". En horas de baja autoestima, dada su pésima experiencia con los hombres, se preguntaba por qué no transformar el anuncio de "investigadora" por el de "psicóloga para polvos difíciles".
Cuando una voz de hombre la llamó por teléfono y remitió al anuncio de la revista Ajoblanco, Tena creyó que era Ciro diciendo "te añoro" cuando lo que pronunció el comunicante fue "señora".
-Ciro.
-Perdone, señora, me ha confundío -manifestó un hombre de fuerte acento nerudiano-. He visto su anuncio y veo que vive cerca de donde estoy yo. La llamo porque tengo un conflicto vital.
-Cobro cinco mil por hora, como un profesor de medio pelo. ¿Se encuentra mal?
-No necesito médico.
-¿Ni puta?
-Por favor, señora, necesito a un profesional como usted. El mío es un caso difícil que me tiene comía la salud.
-De acuerdo. ¿Dónde quedamos?
-En la gasolinera de Galapagar, cerca no hay bares, ¿en una hora?, por favor.
El hombre parecía el típico macho con la bragueta preparada con el ahora o nunca.
-Tan rápido es diez mil. Usted me parte la tarde, sépalo.
Alejandra introdujo en el bolso un aerosol de autodefensa y tomó el coche. En pocos minutos aparcó y tuvo enfrente al hombre. Calculó a media distancia su edad, aproximadamente cincuenta y tantos o más, aspecto de casado en crisis por las arrugas, o casado en viaje de trabajo, erotismo peliculero, caderonas, dificultades de respiración.
(De El hijo del aire, Barcelona, Planeta, 2001, pp. 157-158)


BRAVO, María Elena, "María Magdalena y la literatura. Reflexiones sobre El dios dormido de Fanny Rubio", en Monographic Review, núm. 19 (The "nueva novela histórica" in Hispanic Literature), 2003, pp. 28-48.

CAÑAS, Dionisio, "Heteromorfia poética y afirmación del sujeto posmoderno en Dresde, de Fanny Rubio", en Ínsula, núm. 546, 1992, pp. 24-25.

FERRADÁNS, Carmela, "Articulaciones urbanas en el discurso poético de Fanny Rubio", en Hispanófila, núm. 128, 2000 , pp. 37-48.

GALÁN, Soledad, "Fanny Rubio. La memoria de la desmemoria" (entrevista), en Meridiam, núm. 24, primer trimestre año 2002, pp. 6-12.

RUBIO, Fanny, “Escritura de El dios dormido”, Enrique Baena (coord.), Escribir mujer. Narradoras españolas hoy, Málaga, AEDILE, 2000, pp. 71-78.

RUIZ CALVENTE, María, "Una escritora española: Fanny Rubio (aproximación a su obra)", en Elucidario: Seminario bio-bibliográfico Manuel Caballero Venzalá, núm. 3, 2007, pp. 233-240
(disponible en http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2523187).

Página principal de la autora:
http://personal.telefonica.terra.es/web/fanny-rubio/
(contiene el cuento "Bab-Bujlud", perteneciente a Fuegos de invierno bajo los puentes de Madrid)
http://www.eltercernombre.es/code/getpdf.php?id=29
(fragmento de Fuegos de invierno bajo los puentes de Madrid)

Reseñas sobre sus textos:
http://www.elpais.com/articulo/cultura/RUBIO/_FANNY/realidad/hace/perder/vocabulario/elpepicul/19950520elpepicul_3/Tes/
(sobre La casa del halcón)
(sobre El hijo del aire)
(sobre Fuegos de invierno bajo los puentes de Madrid)

lunes, 2 de noviembre de 2009

Goethe: Sin rebuscar las palabras (*)

Fausto:

... Inteligencia y buen sentido con poco arte se expresan; y si en serio tomáis el decir algo, ¿será preciso que rebusquéis las palabras?...


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Goethe, en 'Fausto'

(Acto Único, Escena Primera, Primera Parte)

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(*) Título nuestro