martes, 10 de noviembre de 2009

José Mª Amigo Zamorano: Recordando a Eusebio García Luengo

Al recortarnos el bigote ante el espejo, un bigote blanco, nada simétrico, porque por una parte caen los pelos sumisos y por la otra se encrespan rebeldes; al recortarnos el bigote, decimos, nos hemos acordado del viejo escritor García Luengo (D. Eusebio) ¿Por qué? Bueno, porque tenía una barba de varios días que durante toda su vida se recortó él, sin que nunca fuera al barbero; Porque tenía una barba también insumisa; porque conversamos, aquí, en Las Navas del Marqués, durante más de 15 años, todos los veranos; porque sus charlas, sus palabras, sus observaciones, sus recuerdos, desembocaron, por nuestra parte, en amistad, en querencia; porque nos acordamos de él...

(Aquí hacemos un aparte; ¿nos consideraba don Eusebio García Luengo sus amigos?... No sabríamos afirmar que fuera recíproca esa amistad; aunque esto necesitaría algunas palabras mas por añadidura; veamos: nunca mostró un rechazo, la menor animadversión, ningún atisbo de malquerencia hacia nosotros, pero, a la edad que lo conocimos, ya con 80 años, alejado de la vida literaria y después de haber luchado tanto, vivido tanto, haber conocido a tantas personas, ser de verbo fácil, pues le gustaba hablar... no podríamos asegurar asegurar, rotundamente, que nos tuviera por amigos... sería muy arriesgado declararlo. Creemos que si. Y muestras contrarias no tenemos. Pero, como hijos de campesinos, tímidos como el propio D. Eusebio y rencos además, que se le va a hacer la culpa fue de la poliomielitis, somos desconfiados. Y de todas maneras ya no lo podremos averiguar si nos tenía por amigos, no podremos preguntárselo pues murió en el 2003 a los 93 años de edad. Dulcemente, al parecer. En la cama, de su casa de la calle Ibiza de Madrid. Y además hubiéra sido inútil, pues tenía tantas conchas o más que los galápagos, y como él decía, era tan cobarde que para no tener un enemigo más, se habría envuelto en palabras de las que no se iba a salir nunca, ¡jamás!, lo asediaras por donde lo asediases. Sin embargo, alguna consideración si que debió de tener con nosotros, aunque solo fuera porque le hicimos varios homenajes, uno con categoría de nacional, a su labor literaria y nunca, jamás, mostró rechazo alguno a estos propósitos nuestros.

Como él decía, lo dimos a conocer.
.
-Me has hecho popular.
.
En esas palabras había cierta verdad y mucha ironía, ya que estaba harto de que lo conocieran. En toda España. Pero, si, efectivamente, lo presentamos ante un numeroso público de veraneantes y gentes naveras, quienes, sorprendidos, descubrían que bajo la apariencia de un mendigo se escondía un hombre sabio, culto, de conversación agradable y fluida, sugestiva y atrayente.

Decíamos, apariencia de mendigo, o vagabundo, o pordiosero... Y si, la tenía. Cuerpo delgado, encorbado, con cayado, cara amojamada, con barba de varios días, cada pelo por su parte, cabello blanco, gorra de plato, ropas demasiado amplias, como de prestado, unos zapatos largos, desgastados, sin lustrar, demasiado grandes para él, quizás. Todo llevaba a la conclusión de que estábamos ante un pobre de solemnidad. Si a eso le añadimos las manchas en la pechera, o en otras partes del cuerpo, corroboraba aun más esa primera impresión. Hasta él nos dijo que, una vez, le dieron unas monedas como limosna. Y como viera que por mucha explicación que les dio los que depositaron la limosna no parecían escucharlo... se guardó 'las perras' y siguió andando.

Esa apariencia de mendigo, o vagabundo, o desarrapado, o... o también marginado, desvalido, débil, indefenso... llevaba a ciertas personas a acercase a él con ánimo conmiserativo. Nos contaba, al respecto, que, la calle Ibiza, donde tenía su residencia habitual, tiene un bulevard al que acudía muy a menudo sentándose, muchos ratos, en los bancos de ese paseo. A gastar el tiempo y a ver 'pasar al personal, como dicen en Madrid'. Explicaba sus numerosos paseos por la calle porque padecía de claustrofobia...
Bueno, sigamos con lo que les queríamos contar: se dio cuenta de que hacía varios días una señora, al pasar cerca del banco donde estaba sentado, lo miraba con cierto interés. Y ya, un día, se acercó interesándose por él: que de dónde era, que si se encontraba solo, que si necesitaba ayuda... D. Eusebio García Luengo, muy amable, le contestó que no, que no se encontraba solo, que vivía con un hijo y que más allá, y don Eusebio le señaló en una dirección de la calle Ibiza, vivía otro hijo, que no, que no era madrileño, que era de Puebla de Alcocer, un pueblo extremeño de la provincia de Badajoz, pero que llevaba viviendo en Madrid muchísimos años.

-Y vivo, ahí, en frente. Ahí vivo. Ahí tiene usted su casa, señora. Verá usted, si salgo fuera, a la calle, si me ve usted, aquí, tan a menudo, es porque padezco de claustrofobia.

La señora lo miró e hizo un gesto extraño.

-¿Padece usted de claustrofobia?...
.
-Si, señora. Soy claustrofóbico
.
La señora se fue separando poco a poco del escritor y...
.
-'Juyó'. 'Juyó' como alma que lleva el diablo... -nos decía Don Eusebio- ¿Qué pensaría esa buena mujer acerca de la 'claustrofobia?... Y si, reconozco 'mi torpe aliño indumentario', dicho con palabras de Machado (D. Antonio) Pero... solo ahora; antes... antes yo era muy elegante, distinguido y señorito. Modesto, pero señorito.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Fanny Rubio Gamez en Caminar Conociendo

Tomado de:

http://www.catedramdelibes.com/archivos/001238.html

Fanny RUBIO GAMEZ

Nació en 1949 en Linares (Jaén). Doctora en Filología Románica, ha sido profesora en la Universidad de Granada y en la Universidad Complutense de Madrid. Además de escritora, como excelente estudiosa de la literatura se ha dedicado fundamentalmente a la poesía española contemporánea y ha publicado antologías como Poesía española contemporánea, estudios (Las revistas poéticas españolas (1939-1975), por ejemplo) y también artículos en prestigiosas revistas científicas (Ínsula, Revista de Occidente, Cuadernos hispanoamericanos, etc.). En el campo de la creación literaria, ha cultivado la poesía, la novela y el cuento, obteniendo en todos los géneros una buena acogida por parte de la crítica y los lectores. Actualmente es, desde el año 2006, la directora del Instituto Cervantes en Roma.

-POESÍA
Primeros poemas (1966).
Acribillado amor (incluido en el libro colectivo Poemas) (1970).
Retracciones (1979).
Reverso (1988).
Retracciones y reverso (1989).
Dresde (1990).
En Re menor (1990).

-NARRATIVA
"A Madrid por capricho" (publicado como libro) (1988). Relato.
La sal del chocolate (1992). Novela.
"Ja-Li" (en la revista Caminar conociendo, Las Navas del Marqués - Avila) (1993). Relato.
La casa del halcón (1995). Novela.
"Vertical" (incluido en las antologías de relatos El libro negro de Madrid, 1995, y Mujeres al alba, 1999). Relato.
El dios dormido (1998). Novela.
"Clara se moja por primera vez" (publicado en el diario El Mundo) (1998). Relato.
"Una razón de amor" (incluido en la antología de relatos Vidas de mujer) (1998). Relato.
"La Brisa" (incluido en la antología de relatos De Madrid al cielo) (2000). Relato.
El hijo del aire (2001). Novela.
"¡Goool!" (incluido en la antología de relatos La risa y la sonrisa) (2001). Relato.
Fuegos de invierno bajo los puentes de Madrid (2006). Libro de relatos.


1967: Premio "Ciudad de Jaen" con Primeros poemas.
1970: Premio de Poesía Universidad Complutense con Acribillado amor
2007: Premio Ideal de Cultura por su trayectoria como escritora.

VUELVE EL MIRAR

Vuelve el mirar a la ciudad marina: Sus columnas tendidas del crepúsculo, sus niños en el patio de butacas, en círculo su mar, aliento húmedo del soportal en el poniente.

Vuelve el mirar, ya en el límite azul del tiempo huido, al manso arrullo que adivina el sueño. Vuelve tu voz a la memoria, la dulce lengua de templado fuego

y en el cristal del amoroso lance ("plastificamos en el acto") vuelve nuestro perfil hacia la calle del Verdigón, atados a la luz a mano armada.

(De Retracciones)


VENUS DORMIDA (II)

Sabes, amor, el fuste a veces falla.
La moldura derecha queda un poquito baja.
No lograré sobreponerme delante del desfile.

Intenta por lo menos
que las abrazaderas se mantengan,
-sabes amor- que parezca la grava
arena de los mares
y este toral un "locus amoenus".

Estaremos tranquilos así, mientras asiste la inspección.

Y es que, ocurre, mi amor, que estos diez dedos
no están para manitas
ni este pinchazo pectoral va a poder entonar el "Misa est".
Mejor pensamos la Elegía.

No obstante, aunque la cosa es más bien chunga,
haré lo subjuntivo porque esta gárgola responda,
por lo menos, hasta el yogourt,
porque, por algo, amor, estamos a la última.

(De Dresde)

Mientras tanto, Alejandra se había ofrecido en aquellos meses de parón laboral en la revista Ajoblanco como "investigadora para casos difíciles", y apenas logró una oferta en "detectives matrimoniales". En horas de baja autoestima, dada su pésima experiencia con los hombres, se preguntaba por qué no transformar el anuncio de "investigadora" por el de "psicóloga para polvos difíciles".
Cuando una voz de hombre la llamó por teléfono y remitió al anuncio de la revista Ajoblanco, Tena creyó que era Ciro diciendo "te añoro" cuando lo que pronunció el comunicante fue "señora".
-Ciro.
-Perdone, señora, me ha confundío -manifestó un hombre de fuerte acento nerudiano-. He visto su anuncio y veo que vive cerca de donde estoy yo. La llamo porque tengo un conflicto vital.
-Cobro cinco mil por hora, como un profesor de medio pelo. ¿Se encuentra mal?
-No necesito médico.
-¿Ni puta?
-Por favor, señora, necesito a un profesional como usted. El mío es un caso difícil que me tiene comía la salud.
-De acuerdo. ¿Dónde quedamos?
-En la gasolinera de Galapagar, cerca no hay bares, ¿en una hora?, por favor.
El hombre parecía el típico macho con la bragueta preparada con el ahora o nunca.
-Tan rápido es diez mil. Usted me parte la tarde, sépalo.
Alejandra introdujo en el bolso un aerosol de autodefensa y tomó el coche. En pocos minutos aparcó y tuvo enfrente al hombre. Calculó a media distancia su edad, aproximadamente cincuenta y tantos o más, aspecto de casado en crisis por las arrugas, o casado en viaje de trabajo, erotismo peliculero, caderonas, dificultades de respiración.
(De El hijo del aire, Barcelona, Planeta, 2001, pp. 157-158)


BRAVO, María Elena, "María Magdalena y la literatura. Reflexiones sobre El dios dormido de Fanny Rubio", en Monographic Review, núm. 19 (The "nueva novela histórica" in Hispanic Literature), 2003, pp. 28-48.

CAÑAS, Dionisio, "Heteromorfia poética y afirmación del sujeto posmoderno en Dresde, de Fanny Rubio", en Ínsula, núm. 546, 1992, pp. 24-25.

FERRADÁNS, Carmela, "Articulaciones urbanas en el discurso poético de Fanny Rubio", en Hispanófila, núm. 128, 2000 , pp. 37-48.

GALÁN, Soledad, "Fanny Rubio. La memoria de la desmemoria" (entrevista), en Meridiam, núm. 24, primer trimestre año 2002, pp. 6-12.

RUBIO, Fanny, “Escritura de El dios dormido”, Enrique Baena (coord.), Escribir mujer. Narradoras españolas hoy, Málaga, AEDILE, 2000, pp. 71-78.

RUIZ CALVENTE, María, "Una escritora española: Fanny Rubio (aproximación a su obra)", en Elucidario: Seminario bio-bibliográfico Manuel Caballero Venzalá, núm. 3, 2007, pp. 233-240
(disponible en http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2523187).

Página principal de la autora:
http://personal.telefonica.terra.es/web/fanny-rubio/
(contiene el cuento "Bab-Bujlud", perteneciente a Fuegos de invierno bajo los puentes de Madrid)
http://www.eltercernombre.es/code/getpdf.php?id=29
(fragmento de Fuegos de invierno bajo los puentes de Madrid)

Reseñas sobre sus textos:
http://www.elpais.com/articulo/cultura/RUBIO/_FANNY/realidad/hace/perder/vocabulario/elpepicul/19950520elpepicul_3/Tes/
(sobre La casa del halcón)
(sobre El hijo del aire)
(sobre Fuegos de invierno bajo los puentes de Madrid)

lunes, 2 de noviembre de 2009

Goethe: Sin rebuscar las palabras (*)

Fausto:

... Inteligencia y buen sentido con poco arte se expresan; y si en serio tomáis el decir algo, ¿será preciso que rebusquéis las palabras?...


*

Goethe, en 'Fausto'

(Acto Único, Escena Primera, Primera Parte)

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(*) Título nuestro

viernes, 30 de octubre de 2009

Isidra Ortiz: Vení camarada

Isidra Ortiz: Vení camarada.

Voy a leerte el verso
que un día me pediste.
Venís sudoroso, con olor a monte, guerrillero.

Quiero escribirte eternamente,
decirte que estoy trabajando con la Revolución.

Te mostraré los campos sembrados de maiz
las escuelas con pupitres nuevos
los alumnos estudiando la historia de Nicaragua.
La Teresa ya tiene su casa
y sus niños no tienen lombrices.
Quiero enseñarte todo lo que no podés ver.
Hoy en tu cuarto aniversario te regalo un ramo de dalias
una rosa y una mariposa de alas negras y rojas.
Se que te gustará
-----------------camarada.

Taller de Poesía de San Juan de Oriente.

*

Poesía Libre. Revista de Poesía. Ministerio de Cultura, Managua (Nicaragua) Años IV. Número 10, enero de 1984.

Responsable: Julio Valle-Castillo

Consejo Editorial:

Carlos Calero (Monimbó); Juan Ramón Falcón (Condega); Marvin Ríos (Niquinohomo); Cony Pacheco (Subtiava); Gonzalo Martínez (Bluefields); Gerardo Gadea (Ejército Popular Sandinista)

jueves, 29 de octubre de 2009

Celso Emilio Ferreiro: El Patriarca

Celso Emilio Ferreiro: El Patriarca

*

El pueblo se hizo en él luz armoniosa
y lenta melodía para darnos
la dimensión exacta del camino,
del viento trashumante y los crepúsculos,
de las tardes profundas
y de las noches cóncavas
que miden la andadura de la historia.

Guardad silencio
y descubríos.
Estáis en presencia
de la palabra.

*

Poesía Libre. Revista de Poesía. Ministerio de Cultura, Managua (Nicaragua) Años IV. Número 10, enero de 1984.

Responsable: julio Valle-Castillo

Consejo Editorial:

Carlos Calero (Monimbó); Juan Ramón Falcón (Condega); Marvin Ríos (Niquinohomo); Cony Pacheco (Subtiava); Gonzalo Martínez (Bluefields); Gerardo Gadea (Ejército Popular Sandinista)

jueves, 15 de octubre de 2009

Frans Eemil Sillanpää: ¿Qué alegría si no es posible contarla?

Frans Eemil Sillanpää: ¿Qué alegría si no era posible contarla? (*)


Preguntó de pronto en alta voz dónde estaban Laura y Taavetti, por qué no estaban allí y si se quedarían en los ataúdes. Todos los presentes formaron una sola familia cuando las palabras de la niña resonaron en la iglesia. Luego se oyeron las notas del órgano, lo que constituyó para Silja un recuerdo imperecedero. Aquellos sones acompañaron, seguramente, en su conciencia debilitada, al piar de las golondrinas en aquel amanecer en que, junto a la estufa de Kierikka, echó a volar su alma. Pero ahora vivía, y no podía comprender que su hermano y su hermana no vivieran ya. Al regresar, cuando pasó por delante del cementerio, pidió que les fueran a buscar. Su madre le explicó que estaban en el cielo y que no volverían nunca más. Silja reflexionó en sillencio sobre esta respuesta hasta llegar a la casa. ¿Qué alegría podían experimentar por el esplendor celestial si no le era posible volver para contarlo?



(Frans Eemil Sillanpää en 'Silja')

__________

(*) El título se lo hemos puesto nosotros. Que nos perdone el gran escritor finlandés.

lunes, 5 de octubre de 2009

Fernando Isaac Cardoso y el Vino

Nos dedica, ahora, nuestro amigo, Antonio J. Escudero Ríos, este libro 'Utilidades del agua y de la nieve, del beber frío y caliente' de Fernando Isaac Cardoso. Es un libro reeditado por 'Hebraica edicciones'. En edición facsímil de la de 1637. Sacada en el 2003. Un poco tarde esta dedicatoria.
Pero que agradecemos.

En su presentación, Jacobo Israel Garzón, quien, según separata que firma nuestro amigo Antonio, es presidente de la Comunidad Judía de Madrid, nos dice:


"Fernando Cardoso debió nacer en 1603 o 1604 en Trancoso, en la Beira portuguesa, población próxima a Celorico da Beira, en el seno de una familia de cristianos nuevos que seguramente conservaron algún tipo de judaismo. En esa misma región nacieron por esa misma época más o menos algunos de los más prominentes personajes del marranismo ilustrado del siglo XVII, como Rodrigo Méndez Silva, famoso por sus estudios genealógicos, Miguel Silveyra, poeta y matemático, y el erudito Tomás de Pinedo, pariente del anterior, nombres qque avalan la existencia de una comunidad judeoconversa culta y muy probablemente adinerada."

No vamos a tratar para nada de la obra, cualquier interesado puede hallar referencias en Internet mejor explicadas de lo que nosotros pudiéramos decir. Tampoco nos vamos a detener en la biografía del autor ya que en Wikipedia, por ejemplo, puede leerse muy bien redactada una. Solo queremos dar testimonio de esta dedicatoria de nuestro amigo. Y de paso, ya que es un libro sobre el agua, dejar constancia de que el autor no tiene más remedio que referirse, un poco, sobre el vino. Lo que nos ha alegrado.

Además, y lo queremos destacar, tanto elogio del agua, tanto elogio, sin una palabra piadosa acerca del vino nos hace temer que no es muy muy científica. Aunque solo sea porque el vino también tiene una cierta cantidad de agua.
De modo que el autor se ve obligado a decir, por ejemplo:


"No se me olvida el decir Horacio, que las Musas huelen a vino de mañana, y que Aristófanes, Alceo, y Enio nunca hacían buenos versos si primero a la vena no calentaba el vino. Lo mismo usaba Anacreonte, si bien le salió caro el gusto, pues bebiendo se ahogó con un grano de uva. (¡Vaya por Dios!) Las Romanas igual castigo recibían en el vino y en el adulterio. Las mujeres de Marsella y las de Mileto eran engrandecidas por aguadas..."



Y así sigue el Cardoso erre que erre contra el vino. Esperemos que Yavé o Jehová lo haya perdonado. Nosotros ya lo hemos hecho bebiéndonos unos tragos del divino vino de Tierra del Vino. De donde somos.


Fdo: José Mª Amigo Zamorano

lunes, 21 de septiembre de 2009

Poesía de África: Tanganyka

Poesía de África
*
Tanganyka
*
Oración de los pescadores

*

Espíritu, danos un lago en calma,
poco viento, poca lluvia,
para que las canoas puedan ir bien,
para que las canoas puedan ir rápido.


*

(Tomado de 'Poesía Libre', número 14; revista de poesía; Ministerio de Cultura, Managua-Nicaragua; año V; marzo de 1985)

jueves, 23 de julio de 2009

Celso Emilio Ferreiro: Epitafio sin sepulcro

Celso Emilio Ferreiro: Epitafio sin sepulcro

Existen monumentos al soldado desconocido
pero nadie se ha acordado del campesino desconocido
que labra la tierra en el campo
donde nació el soldado desconocido,
ni del obrero desconocido que construyó la casa
donde vivió el soldado desconocido,
ni la madre desconocida que parió un niño
que más tarde llegó a ser soldado desconocido,
ni del poeta que muriéndose de asco
canta para que en el mundo no ezxistan
soldados desconocidos
ni tampoco conocidos.

*
Revista 'Poesía libre'. Ministerio de Cultura (Managua, Nicaragua) Año IV, número 10, enero de 1984

sábado, 4 de julio de 2009

Iswe Letu: La seca cañaleja de la idea pura


Quiso ser él, sólo él, sin mezcla alguna. Fue después de ver una película por televisión. Le vino de pronto ese deseo al darse cuenta de que, cada vez que metía más y más imágenes de vidas ajenas se vaciaba de la suya. Era como si le estuvieran extrayendo su esencia poniéndole otra. Al final pensaría tal y como los hacedores o creadores de las películas que iba viendo. Una marioneta de esos peliculeros.
Y eso le sublevaba.
Había apagado el imaginario (lease televisión) y sentado a la mesa de su salón contempla el hule que la cubre. Alargó la vista viendo el bolígrafo, el cenicero y el periódico diario. Miró hacia la ventana. A esa hora de la noche, en la calle, no había nadie. El silencio era casi absoluto...
Se cortó en su razonamiento. Llegado a esos puntos suspensivos, y acababa de empezar su recorrido mental en pos de una posible recreación, de una necesaria purificación, se dio cuenta de que toda esa reflexión, en puridad, nacía con elementos propios de una sociedad y de un tiempo determinado que se abalanzaba sobre su persona poniéndose en lugar que él, por derecho propio, debería protagonizar dejándole fuera de escena. Pues lo hacía componiendo sus pensamientos con ideas, con objetos, con conceptos que le habían sido dados: silencio, periódico, absoluto, bolígrafo... Todo eso no era él. Se lo habían impuesto.
Volvió a fijar la vista en el hule, hule cuadriculado en blanco y marrón. Logró meterse tanto en el tapete de hule que lo percibía, en ese momento, como una superficie de colores difuminados. Y en el medio se paseaba señor de esa tierra plana, o del cielo llano, o del infierno sin escabrosidades. Se veía en medio de una meseta ajedrezada y neblinosa. Tierra, cielo o infierno. Era un principio de despojamiento. Pero no quería eso. ¿Qué anhelaba entonces? Deseaba ser y caminar en la mera pureza. Sin que nada ajeno viniera a introducirse en si mismo.
A ese respecto recordaba a un conocido que reivindicaba la idea de no leer jamás a escritores para que no le influyeran. Quiso ser original antes que él.
Si partiera del vacío, de la nada... entonces... quizás... podría considerarse...
Seguía ultilizando, continuaba valiéndose de conceptos que no salían de su mollera. Ajenos a su ser. Impuestos. O heredados.
Mas él tenía que ser original, singular, único. Donde cada idea que sacara viniera exclusivamente de su magín, de su coco, de su cerebro. Y sin imperfecciones. Y sin impurezas. Y sin...
¿Cómo decirlo? ¿Cómo describir la idea? ¿De dónde extraer la materia que dibujara plásticamente ese pronto surgido de la nada del vacío?
Solo los dioses tenían el poder de sacar de la nada algo... Incluso esa idea de un dios había surgido fuera de su ser. Lo había leido por ahí. Y oido. Era de otros, sin duda, que acuciados por la necesidad de una inmaculada esencia y al no poder encontrarla al parecer se inventaron un ser para esconder esa incapacidad.
Al llegar a este punto viose acorralado de imposibilidades. ¿Qué hacer?... ¿Por donde tirar?... ¿Por cual sendero encaminarse?...
Empero pensando, como pensaba, como lo había pensado siempre, que no hay callejones sin salida se dijo para si que el mejor método era la destrucción de todo lo que no era su persona. Se ensimismaría totalmente. Haría desaparecer del entorno todo lo que no era su esencia pura: televisión, sillas, cenicero, periódico, casa...
¡Volvería a las cavernas!
Allí frente al fuego...



-¡No no! ¡Tampoco! -exclamó.

Retrocedería aun más: al tiempo de los macacos en los árboles saltando de rama en rama...

-Ni con esa opción conseguiré encontrarme conmigo mismo en esa meseta o llanura celeste, terrenal, o infernal, sin imperfecciones, sin desniveles... pura... sin mácula alguna... cuajada de vacío, de nada, para poder comenzar desde el principio una nueva vida.
Y no lo alcanzaría, no, de ninguna manera, porque eso de monos, árboles, ramas, aires... no son él sino cosas extrañas...


-¡Ya está! ¡Albricias! ¡Lo logré!

Saltó de alegría, de júbilo. Pero solo un instante. Y muy fugaz. Diose cuenta de un hecho cierto: para renacer necesitaba el concurso de otros que, sin duda, consciente o inconscientemente, vertirían alguna herencia en el nuevo nacido; herencia que recibirían de otros anteriores, quienes, a su vez, serían influidos por ancestros que sacarían sus...

En este punto estaba cuando brilló en el cielo un relámpago. Al poco el trueno rompió el silencio de la noche haciendo temblar los cristales de las ventanas. Se asomó a la calle. Comenzaba a llover mansamente. Las gotas mojaron su cara como acariciándole. Se sintió muy a gusto aunque la lluvia no fuera algo intrínseco de él, sino del mundo exterior...
Pero, ¿no era él parte del mundo exterior, de ese cosmos?...
Alargó los brazos. Abrió las manos que la lluvia humedeció. Y, así, mojadas, las pasó por su cara, respirando profundamente agradecido de ser impuro y no una seca e inmaculada idea, tan esteril como el polvo estéril de la seca meseta. De ese reino no saldrá jamás, nunca, por ejemplo la pintura paisajística. Ni aunque se juntasen todos los dioses en asamblea. Si acaso... sacarían secas cañalejas sin sonido.
Parece que se hubiera liberado de un peso que lo aplastaba, de un empeño sin pies ni cabeza, de un sinsentido, que lo había preocupado primero, luego angustiado y por fin lo redujo a la mínima expresión cerebral llegando a la conclusión, como llegó, de que era un ser de una capacidad cerebral reducida al no hallar, como no halló, respuesta cabal a las preguntas que se hizo...
Mientras desechaba, definitivamente, 'las secas cañalejas' de la erial originalidad bañada de vacío y de nada que eso es la idea pura en el ser puro, recordó un poema anónimo africano que decía así, más o menos:

Yo digo: De los alimentos de la tierra, el gusto de ellos va conmigo.
E insisto: De mi amada tan querida, los goces que tuve van conmigo.
Prosigo: De la carne tan rica que comí, el placer de ello va conmigo.
Reitero: De las bebidas del mundo, el sabor que tuve va conmigo.
y repito: De las pipas que me fumé, el placer que saqué va conmigo.


Le quedaba un último desasimiento: ¡Nacer de nuevo!

miércoles, 13 de mayo de 2009

Eugenia Lefevre / Pedro de la Cerda: Imitando a los negros (*)



Seguimos con las fiestas nocturnas, alternando los cotillones con las funciones de cine y teatro que improvisan, deliciosamente, lindas jóvenes y apuestos muchachos, y también caballeros con damas de edad. A los yanquis gusta mucho organizarlas con los disfraces más vulgares y disparatados, esforzándose en imitar a los negros, embadurnándose caras y manos, vistiendo frac, adornándose con anillos y botonaduras de gruesas piedras; también imitan a las mil maravillas, por el tono y la manera de halar, sea en diálogo o críticas que hacen entre sí, una docena de negros. Por lo visto es sumamente divertido, para los que lo entienden, a juzgar por el éxito y la alegría demostrada por todos, entusiastas admiradores de estas mascaradas.


Eugenia Lefevre y Pedro de la Cerda
('Viaje universal en busca de la verdad', año de 1930, páginas 45/46)
__________
(*) el Título se lo hemos añadido nosotros

martes, 5 de mayo de 2009

Goethe: ¿Una canción española? (*)

Mefistófeles:

Regresamos ahora justamente de España, del bello país del vino y las coplas. (Cantando)

Erase una vez un rey
que tenía una pulga enorme...

Erase una vez un rey
que una gran pulga tenía,
ycual si fuera su hija
la mimaba y la quería.
Un día a su sastre llamó,
y el sastre llegó en seguida
'¡Hazle a mi pulga un vestido;
tómale ya las medidas!'
De terciopelo y de seda,
con su buen golpe de cintas
y su cruz de ellas pendiente,
quedó la pulga vestida,
y la nombró su ministra;
y también a sus hermanas
en la corte recibía.
Mas damas y caballeros
de la corte asaz sufrían,
y ni aun a la propia reina
respetan las muy indinas;
pues la etiqueta, tan rígida,
no permite que allí nadie
se rasque cuando le pica;
al revés que entre nosotros,
que en cuanto nos mortifica
alguna pulga ya estamos
poniéndole la uña encima.

Poniéndole la uña encima.

*
Goethe, Fausto;
escena V, primera parte.

________
(*) título nuestro

martes, 28 de abril de 2009

Iswe Letu: Con el rabo entre las piernas

Después que la conociera en la presentación de un libro y tomaran unos vinos por tascas de Madrid, se interesó por Las Navas del Marqués. Por eso se llegó hasta allí. En fiestas. Reconoce que lo suyo no son las llamadas fiestas 'populares'. Subraya lo de 'popular' porque no es el pueblo quien las organiza sino conspicuos caciques. La asistencias a estos sucesos lo hacía casi siempre obligado. Y al poco de llegar al lugar que fuera ya estaba apartado del jolgorio, del bullicio, perdiéndose por calles o callejas que nadie, o pocos, hollaban en tales momentos. Y siempre acompañado de sus ensoñaciones. A Las Navas del Marqués acudió voluntariamente sin que nadie le empujara.

-Bueno, se dijo para si, siempre hay algo que te incita; en este caso la moza y el conocido romance tradicional castellano que se conservaba en la localidad, Gerineldo; que allí llaman 'baile de tres'; un poco verde en su tiempo: '¡Gerineldo, Gerineldo! / ¡Gerineldito pulido! /Quién te tuviera esta noche / unas horas a mi albedrío'. ¡Si. Quien te tuviera unas horas a mi albedrío! Pues eso... Aun tiene su verdor.

El romance navero parece que lo descubrió, según le dijo la chica, Menéndez Pidal. Y lo decía con ardor. Quizás empujada por el romance. O eso es lo que él creyó.

Unos días después leyó el programa de festejos que, por lo que se ve, le había dado ella... Pero no recordaba el momento... Sabe, es cierto, que llegó un poco mareado a casa... Subrayó lo interesante o curioso según su punto de vista:

1er. día: concierto de la banda municipal 'que dirige el competente maestro Saulo Sánchez'.
2ª día: 'Repique de campanas, disparo de bombas y alegre diana; tradicional Asamblea de la Archicofradía presidida por el Presidente Perpetuo, el excelentísimo S. D. Manuel Delgado Barreto'.
3er. día: Concurso de belleza y fealdad con premio a la chica más guapa y al chico más feo.
8º. día: Carrera de burros y 'baile de tres'.
9º. día: Comedia titulada '¡Pase usted la jaca, amigo!' y un entremés de D. José Jackson Veyán. 'El producto de la fiesta se destinará a los pobres de la villa'.

-Por cierto -se preguntó al leer lo de Delgado Barreto- que hace por Las Navas este destacado fascista, provocador y gracioso de pacotilla. Recuerdo que el otro día venía en su periódico un artículo referido al poeta Lorca con el título 'Federico García Loca' ¡Qué cabrón! ¡Vaya personajes que andan por ahí!

Estuvo dudando en si ir o no ir. Al final cogió el tren.

Llegó el 4º día. A las 5 de la tarde, como en el poema de García Lorca. Y a esa hora había algo en plaza de toros: un émulo de Kronne 'presentará su colosal Circo en el cual figurarán las más terribles fieras y los más acreditados' tontos, pollospera y...'

-Conmigo que no cuenten.

Se hospedó en la fonda La Florida de la Calle Real. Paseó por la rua principal llena de chiringuitos y abarrotada de gente. Sobresalían por su corpulencia y elevada estatura los emigrantes rumanos. Rubios y sonrosados.

Al poco se desvió del bullicio general y se vio metido en calles o callejas solitarias. Recuerda que en una pared pintada de azul ponía 'Mezquita de la Paz'. De su puerta salían, es un suponer, devotos musulmanes: tez bronceada, pelo y bigotes negros y algunas barbas floridas.

Siguió adelante deteniéndose un poco en un espacio que consideró recoleto, agradable, solitario. Plaza del Velón rezaba. Y estaba rodeada de dos casa abiertas, dos cerradas y un muro casi cubierto de enredaderas, tras del cual trepaban hasta el cielo algunos árboles.

Se acostó temprano y tuvo un sueño del que sacó la conclusión, nada original por cierto, de que en la información que nos dan muchas veces esconden la verdad con inconfesables intenciones.

Sueño que, al día siguiente, estando en la esquina de la avenida principal con la de Antonio Peña Segovia, le venía a la memoria de cuando en cuando, mientras miraba el ajetreo de las gentes. Iban llegando carretas engalanadas y burros enjaezados quienes más tarde, según el programa, emprenderían camino del Valladar que debía ser un lugar del término municipal. Allí habrá comida. Comida 'el que la lleve o la haga y ya se sabe que el que la hace la paga'. Pero no se queda esa cabalgata con el solo condumio, no. Anuncian 'bailes, gallinita ciega, cuatro esquinas, partidas de mus, pesca de merluza y demás entretenimientos campestres'.

Este espectáculo le aburría. Lo que buscaba no aparecía y para el romance, para el 'baile de tres', faltaban dos días que le iban a resultar eternos. Se estaba arrepintiendo de haber ido.

Junto a él se arrimó a la pared un numeroso grupo de marroquíes, argelinos o... vete tu a saber: en pocas palabras moros o árabes. Al que se juntaron otros tantos coterráneos saludándose con la mano uno tras otro. Un buen rato. Siempre le había chocado esos gestos tan ceremoniosos o protocolarios. Quizás fueran propios de su cultura o de la alegría de verse con otros miembros de su patria en tierra extraña.

La cabalgata inició su marcha y él se dirigió a una calle paralela a la principal, Juan Fernández Yagüe. Parece ser que fue un cura este señor. Entre fascistas y curas está lleno el pueblo. El día estaba fresco y pasó a la acera de la derecha que daba a la solana.

-Me calentaré sin quemarme.

Lo decía por el sueño que ahora volvía a sus mientes. Era un sueño que, como siempre le pasaba, el principio se hundía en una nebulosa de inconcreciones, de un detalle poco preciso, algo cierto que se le escapaba y al mismo tiempo creía saberlo. Palpaba el suelo porque había peligro de que se le calentara en exceso. y muriera achicharrado alguien. En concreto su madre. Pero alguien más. Su madre que estaba en un lecho, en una cama. Continuamente acudía a tomar la temperaura. Comprobaba inquieto que, efectivamente, quemaba. Sabían que cocía la tierra. Se levantaba en burbujas. Hasta que una vez, comiendo o cenando, la televisión revela el misterio: estaban en zona propicia a movimientos sísmicos. Alguien dijo que al excabar habían descubierto la lava al flor del aire y se había dedicado a taparla con un bloque de hormigon. Y así la habían dejado. Es decir estaban encima de un infierno y serían condenados. Si nadie lo remediaba.

Aunque los sueños parecen siempre, o casi siempre, ilógicos, los suyos no tenían un desarrollo completo de trama. Solo jirones. Lo que le dejaba confuso.

El aire movía las ramas de los árboles produciendo un sonido de caducidad. El verano se terminaba. Miró al fondo de la acera. Nadie. Hasta él llegaba, eso si, el rumor sordo del gentío pero como acolchado. Por lo que estaba a gusto. Y el sol bañando su cuerpo de calor ayudaba a este estado de bienestar.

-Por una de estas casas, pensó, vive la madre de Concha Barbero de Dompablo. No todo son curas y fachas.

Una escritora que conocía y había escrito un libro, 'Palabras para el bienestar'. De una linealidad, sencillez y claridad admirables.

A lo largo de la acera había bastantes poyos. Se sentó en uno que tenía forma de sofá, con respaldo inclinado y todo, Solo faltaban los brazos.

Miró a izquierda y derecha. Nadie. Por la acera de enfrente, por la umbría, caminaba un hombre, andar cansino, rostro triste, cabeza calva, bronceado. Recordó haberlo visto salir de la mezquita. Lo siguió con la vista. Se fijo en la cruz gamada pintada en la pared. Sus brazos parecían uñas. Aunque él nunca supo en que dirección tenían que tener los brazos, si se dio cuenta que parecían unos brazos crispados. A continuación se leía una pintada: 'En esta calle algunas piedras son más duras que el alcalde'. El hombre se alejó.

Cruzó los brazos. Cerró los ojos. Así debía ser la vida: ajena a conflictos. Un mundo donde el sol calentara los cuerpos llenándolos de bienestar. Un estado de placentera bonanza. Para recitar a Porfirio Barba Jacob: Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos,/niñez en el crepúsculo, laguna de zafiro/que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza, /y hasta las propias penas nos hacen sonreír...' Puro espíritu. Sin nazis, ni racistas, ni caciques. Bogando con barcaza por un mar en calma chicha.
Se dejó llevar por olas de mansedumbre, hasta que unos gritos le sobresaltaron logrando que sus ojos se abrieran a la cruda realidad de un mundo sin firmamentos angelicales. Los gritos siguieron, aunque menos fuertes. Luego el silencio, la paz, volvió a la calle Juan Fernández Yagüe. El eco de la cabalgata se iba apagando.

Se levantó del poyo y prosiguió su andadura acera adelante. ¡Aun dos días hasta contemplar el 'baile de tres'! Y sin un conocido con el charlar. No había calculado bien el viaje. El pueblo era pequeño, pero no tanto como para encontrar facilmente aquello que buscaba. Aparte de que, si tuviera que describirla, tampoco sabía. Por no acordarse no se acordaba ni que le había dejado el programa de fiestas. Ni su nombre.

Se sentó en otro poyo. Este, si, tenía brazos. Uno solo. En la parte derecha. Un poyo cuyo brazo hacía esquina con una calleja. Calleja que atravesaba la calle y continuaba hasta la avenida principal. Ya apenas pasaba nadie. Estarían todos camino del llamado Valladar. Y él aquí solo. Bueno solo no, más adelante estaba una mujer sentada en otro poyo con una maleta al lado. Sola como él.

-Esperará a alguien -pensó.

En este tramo de la calle había varios poyos separados por escaleras de entrada a las casas. Y dos de estas escaleras estaban artisticamente adornadas y pintadas de un marrón claro tirando a naranja. Un sencillo apéndice arquitectónico, este de los poyos, cuyo fin era el descanso a la atardecida, incluso a la noche, en charla amigable con el vecindario. Como una terraza para la gente del pueblo. Unos sillones pétreos pero que, con una almohada, dejan su dureza. Poyos donde se fraguaron amores. Donde se tramaron traiciones. Donde se criticó o se ensalzó la labor de gobernantes nacionales y municipales. O se recitaron poesías o se contaron chistes. Donde se derramó lágrimas. O se prorrumpieron carcajadas. En fin, o se esperó la muerte.

Habían pasado varios vehículos y la mujer seguía sentada. Con su maleta al lado. No debía ser del lugar porque sino estaría en marcha camino de la romería. ¿Qué haría allí? Parecía un poco triste. ¿Triste? ¿Desde donde él estaba había captado su estado de ánimo? ¿Que datos tenía para hacerle sacar esa conclusión? Ninguno. No eran muchos metros, pero, aun así, no podía captar su rostro con claridad. Fantasmas de su imaginación. Siempre con sus ensoñaciones. El silencio ahora era casi total. Excepto el rumor de las hojas de los árboles, nada enturbiaba ese silencio. De las casas, todas con las ventanas cerradas, no salía voz alguna.

El pueblo se había vaciado en romería.

Miró hacia la mujer. Seguía impertérrita. Mirando al frente. A la calzada. Y con la maleta al lado. De pronto, él se dió cuenta golpeándose en la frente:

-¡Claro! La han echado de casa. Los gritos decían: '¡Que te vayas de una puta vez, coño! Claro...

¿Y a él qué le importaba? Nada. Absolutamente nada.

Aunque... esa indiferencia no era precisamente la base por la que se guiaba. Ni siquiera era una característica de la cultura que había mamado. Los quijotes -podrán reirse los que lean esto- eran semillas sembradas en los campos de España. Y él era español. Y a mucha honra. Y con eso no quería transformarse en un nacionalista, no, pues ese quijotismo fue elevado a categoría de generosidad universal desde que Cervantes lo pariera. Todos los pueblos del mundo lo tiene como suyo. E incluso poseen su quijote particular.

Sin ir más lejos el poeta martiniqués Aimé Cesaire había dicho (y eso que su morada, en las Antillas, estaba alejada miles de kilómetros del hogar patrio español y separado, para más inri, por el mar océano)aquello tan quijotesco:

-No te guies por la actitud de espectador pues un hombre que grita, una persona que sufre, no es un mono que danza.

-Asi que -se dijo- levanta el culo de este poyo. Y acércate a apoyar o a animar o a consolar a esa dama que, allí, triste, se ve. Tienes suficientes datos, suficiente información. Casi toda. No como en el sueño, al principio. Sino al final.

Opoyándose en esa apoyatura, se dirigió a la mujer que seguía sentada pocos metros más allá. Llegando a su altura su timidez le empujó a pasar de largo y contestar débilmente al saludo de ella.

¿Qué mas quería saber? ¿Qué necesitaba para darse cuenta de que la pobre mujer se sentía sola y abandonada? Se dio cuenta de que el saludo quería decir algo. Era una invitación a que socorriera su desgracia. No podía permanecer indiferente en actitud de un espectador. Ni hablar. Era una cuestión de principios.

Dio la vuelta. Se acercó, La miró y le dijo:

-Hola.

-Creí que no me habías conocido.

-Tu cara me resulta conocida.

-¿Conocida? Pero tú, ¿de qué vas, tío?

-No sé... que quiere decir.

-¡Vamos ya! Nos conocimos en Madrid. En la presentación de libro de José Esteban.

-¡Claro! Y de Urbano Blanco Cea.

-Y pasabas de largo. A pesar de aquellos vinos que nos tomamos...

-Recuerdo que me hablaste del 'Baile de tres'...

-¡Qué cabrón! Y se hacía el despistado. ¡Joder!... ¿Que coños haces en mi pueblo?

-¡Bueno, bueno!... Nada. Buscándote. ¿Y tu, qué haces con esa maleta?...

-¿Me buscabas a mi?... ¡Que risa!

-En serio. Te lo digo en serio. ¿Te ibas de viaje?

-Has dicho bien: me iba... a Madrid. Ahí viene el Sindo.

-¿Quién es Sindo? ¿Tu novio?

-¿Mi novio? ¡Si seré gilipollas!... No, es el conductor del autobús.

-¿Gilipollas?... ¡Que cosas!... ¿El coche va a la estación?...

-Si. Hacia allí se dirige. ¿Te vas?...

-Me vuelvo a Madrid. Aqui ya no tengo nada que hacer.

-Yo me quedo. Tampoco tengo ya nada que hacer en Madrid.

martes, 7 de abril de 2009

Pierre Makombo Bamboté (*): De Bangui a París - Segundo - C

Pierre Makombo Bamboté (*):
De Bangui a París - Segundo

(C: Ofensivos y Desconfiados)

Ofensivos y desconfiados


como quiera que sea


viven


los rinocerontes


que brillan,


uno que es


hijo de otro


como quiera que sea


te seguiré


un día te


conduciré.


Pierre Makombo Bamboté

___________
(*) Nació en Uada el 1º de abril de 1932.

Obras principales:

La poésie est dans l'histoire (París, Eds. P. J. Oswald, 1960. Coll. Janus); Chant funèbre pour un héros d'Afrique. Précédé d'un chant populaire adapté par Sembene Ousmane (Túnez, Société Nationale d'Edition et de Diffusion, 1962. Coll. "J'exige la parole"; Le grand état central (Gourdargues, Gard, Eds. de la Salamandre, 1965); Les rondonnées de Daba 'de Ouadda è Bangui', (París, Eds. La Farandole, 1966. Mille épisodes); Le dur avenir (Bangui, Ed. del autor, 1966); Les deux oiseaux de l'Ubangui (París, Eds. Saint-Germain-des-Prés, 1970) y Le soir des destructeurs. Princesse Mandapu (novela, París, Eds. Presence Africaine).

Pierre Makombo Bamboté (*): De Bangui a París - Segundo - C

Pierre Makombo Bamboté (*):
De Bangui a París - Segundo

(C: Ofensivos y Desconfiados)

Ofensivos y desconfiados
como quiera que sea
viven
los rinocerontes
que brillan,
uno que es
hijo de otro
como quiera que sea
te seguiré
un día te
conduciré.

Pierre Makombo Bamboté

___________
(*) Nació en Uada el 1º de abril de 1932.
Obras principales:
La poésie est dans l'histoire (París, Eds. P. J. Oswald, 1960. Coll. Janus); Chant funèbre pour un héros d'Afrique. Précédé d'un chant populaire adapté par Sembene Ousmane (Túnez, Société Nationale d'Edition et de Diffusion, 1962. Coll. "J'exige la parole"; Le grand état central (Gourdargues, Gard, Eds. de la Salamandre, 1965); Les rondonnées de Daba 'de Ouadda è Bangui', (París, Eds. La Farandole, 1966. Mille épisodes); Le dur avenir (Bangui, Ed. del autor, 1966); Les deux oiseaux de l'Ubangui (París, Eds. Saint-Germain-des-Prés, 1970) y Le soir des destructeurs. Princesse Mandapu (novela, París, Eds. Presence Africaine).

miércoles, 18 de marzo de 2009

Rubayat de Omar Khayyam en cinco (5) idiomas

Español:

El tiempo inexorable, va fluyendo. ¿Qué ha sido
de Bagdad y de Balk? Un leve roce puede
matar la rosa. Bebe, y al mirar las estrellas
medita en las culturas que se tragó el desierto.

Italiano:

Poiché finisce la vita, che senso m'ha dolce, che amaro?
E poi che ricolma è coppa, che m'é Baghdad, che m'è Balkh?
Bevi, ché dopo di noi molte la Luna
Passerà dal primo all'ultimo quarto, dall'ultimo al primo.

Alemán:

Lust oder Leid! Der Tod ist sicher nur,
ob du in Belk nun oder Nischapur.
Schenk ein! Es geht der Mond, wenn wir verschwunden,
noch lange, lange, seine ew'ge Spur.

Inglés:

Whether at Naishápúr or Babylon,
Whether the Cup with sweet or bitter run,
The Wine of Life keeps oozing drop by drop,
The Leaves of Life keep falling one by one.

Francés:

Soit à Naishapur, soit à Babylone,
que la Coupe verse la douceur ou l'amertune,
le Vin de la Vie ne cesse de s'écouler goutte à goutte,
les Feuilles de la Vie de tomber une á une.