Un día,
los intelectuales apóliticos
de mi país
serán interrogados
por el hombre
sencillo
de nuestro pueblo.
Se les preguntará
sobre lo que hicieron
cuando
la patria se apagaba
lentamente,
como una hoguera dulce,
pequeña y sola.
No serán interrogados
sobre sus trajes,
ni sobre sus largas
siestas
después de la merienda,
tampoco sobre sus estériles
combates con la nada,
ni sobre su ontólogica
manera
de llegar a las monedas.
No se les interrogará
sobre la mitología griega,
ni sobre el asco
que sintieron de sí
cuando alguien, en su fondo,
se disponía a morir cobardemente.
Nada se les preguntará
sobre sus justificaciones
absurdas
crecidas a la sombra
de una mentira rotunda.
II
Ese día vendrán
los hombres sencillos,
los que nunca cupieron
en los libros y versos
de los intelectuales apolíticos
pero que llegaban todos los días
a dejarles la leche y el pan,
los huevos y las tortillas,
los que les cosían las ropas,
los que les manejaban los carros,
les cuidaban sus perros y jardines,
y trabajaban para ellos,
y preguntarán:
'¿Qué hicistéis cuando los pobres
sufrían y se quemaban en ellos,
gravemente, la ternura y la vida?'.
III
Intelectuales apolíticos
de mi dulce país,
no podréis responder nada.
Os devorará un buitre de silencio
las entrañas.
Os roerá el alma
vuestra propia miseria,
y callaréis,
avergonzados de vosotros.
___________
(*) http://www.literaturaguatemalteca.org/Otto.html
(1) Leído en el poemario 'Vámonos, Patria, a caminar'
(Del libro 'POESÍA REVOLUCIONARIA GUATEMALTECA. de Mª Luisa Rodríguez. Edita: Zero, S.A. Madrid, octubre 1969)
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