Albania yace aquí, Fabio suspira,
matola un parto sin razón, dejando
la envidia alegre y el amor llorando,
pues ya cualquiera fuerza le retira.
El Tajo crece por mostrar su ira
y corre de la muerte murmurando:
párase el sol, el túmulo mirando,
temiendo en sí, lo que en Albania mira.
Mas él, si se eclipsara, volver puede,
y Albania no, que de volver ajeno
a Fabio deja en el postrero parto.
Venganza fue para que ejemplo quede
que quien basilisco en dar veneno,
muriese como víbora en el parto.
Lope de Vega
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