martes, 16 de enero de 2007

Antonio Escudero: Cuando los Hebreos fundaron las Navas del Marqués

Por Antonio Escudero Ríos

El 15 del mes de Shevat, según el calendario hebreo, que corresponde al día 6 de febrero, es el Año Nuevo del Árbol para el pueblo judío. Pues bien, por la tarde y en compañía de mis amigos Pilar de Miguel, de Daniel -su inteligente y joven hijo- y del bibliotecario José Mª Amigo, como niños diligentes y animosos, nos dedicamos a plantar árboles, varios cipreses esbeltos en esta tierra de Las Navas del Marqués. Dicha villa fue fundada por los 'Hebreos de Nobucodonosor', como nos dice (suponemos que por dar gusto al imaginario ilustrado de cualquier época), el maestro Méndez Silva.
El paisaje nos devolvía el eco de los ladridos de nuestros perros -'Judas', 'Lasie', 'Nora' y el pequeño 'Gali'-, que, gozándose también en la fiesta corrían a nuestro alrededor como escolares en recreo.
Es tradicional en Israel plantar árboles, para que todos, y de manera especial los niños, aprendan a amarlos. ¿Sabéis lo que dijo Dante?... Pues dijo algo así como que, 'el que planta un árbol no ha vivido inútilmente'.
El 15 de Shevat los niños marchan por los valles y colinas de Israel, bailando, cantando y plantando árboles. Cada año se celebra esta fiesta con mayor brillantez.
El pueblo hebreo tuvo siempre un amor profundo por la naturaleza. El árbol fue considerado como el símbolo del saber y de la vida. La utilidad de éste fue tan importante que el Talmud nos advierte: 'El sol y la luna son dañados debido a loa que abaten árboles buenos'.
El hombre, asimismo, es comparado con un árbol, y cuando el hebreo no era todavía un pueblo y no tenía suelo, Moisés ordenó a los adelantados, que iban a explorar la naturaleza de la Tierra Prometida, lo siguiente: 'Y ved si hay allí árboles o no'.
Hasta con los mismos árboles tuvo atención la Ley judía diciendo, que caundo los hebreos hicieran la guerra en tierra de sus enemigos, no corten ni dañen los árboles fructíferos. Los judíos son el único pueblo en el mundo que tiene leyes específicas sobre todo lo que se refiere a los injertos entre un árbol y otro. Está prohibida la mezcla que lesione la belleza, pureza y originalidad del árbol.
El Talmud narra que los judíos olvidaron en la Diáspora qué día del mes de Shevat se celebra el Año Nuevo de los Árboles. Hubo una discusión entre las dos grandes escuelas de Shamai y de Hillel. La primera sostenía que se debía celebrar el primera de Shevat y la segunda el 15 del mismo mes. Y así quedó.
El Año Nuevo del Árbol es una festividad menor, pero alegre y muy popular; y las frutas de Israel acercan al judío de la Diáspora a la Tierra Santa, ofreciéndole esperanza y dicha.
Miro a los amigos, a los árboles, a los perros, a las rocas; contemplo el encanto infinito del paisaje y un dulce gozo me invade; gozo a rachas entenebrecido por los recuerdos apasionados que tengo de mi lindo perrito 'Dan' -qué bonito nombre, ¿verdad?- que duerme el sueño eterno, cerca de aquí, en una verde ladera, en esta tierra de las altas maravillas de Castilla y que no volverá a correr entre las jaras y pinos. Y a quien nosotros, 'los Hiperbóreos', dedicamos estos versos en emocionado homenaje:
Dan, el de los ojos tiernos,
ligero en andar,
raudo en escapar.

Aquel cachorrillo,
tan despierto,
bajo el alto pino durmiendo.

¡Qué le importa a la noche
un ladrido menos!
¡Qué le importa a la noche
tu vivo silencio!

¡Qué le importa a la noche
tu negro aguejro!
¡Qué le importa a la noche
si duermo o si velo!

Concrodia de todos y para todos. Y la bondad que jamás prescribe. ¡Shalom!

Antonio José Escudero Ríos
Las Navas del Marqués (Ávila) Barrio de la Estación, 6 de febrero de 1993 / 15 de Shevat de 5753

EN LA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO', Nº 2, PÁGS. 29 y 30

1 comentario:

Antonio Valcárcel dijo...

Estimado Sr. Escudero:

He tenido algunas noticias de Ud. durante mis vacaciones en el pueblo de Campanario (Badajoz). Y he de decirle que me fascina todo aquello que la historia guarda en los archivos y bajo las entrañas de la tierra concerniente a los judíos sefarditas y en esta dirección algo he investigado: Campanario fue un pueblo que controló a los judaizantes por medio de los familiares de la inquisición y sus próximos tribunales. Hay un dicho popular de las gentes de Campanario de dice: "Tengo el culo tocando a cabildo" -En clara alusión de la vicisitudes de sus gentes con el cabildo y casa de la Inquisición de Campanario-.

Antonio Valcárcel