miércoles, 3 de enero de 2007

Isabel Escudero Ríos: Fábula

FÁBULA

por Isabel Escudero Ríos

Estaba en el corral un cochinillo,
en vísperas de fiestas navideñas,
viendo como afilaban el cuchillo,
en tanto alegres las campanas vuelan.
Un pavo, que pasó pavoneándose,
con su moco colgando y su chistera,
le dijo al cochinillo: “¡qué mal hueles”!
¿No sabes que mañana es día de fiesta?
¡Ya puedes lavar y endomingarte,
que no es cosa de ver tu sucia jeta!
¡No me extraña a mi nada si al nombrarte
Los hombres, que eres “puerco” te recuerdan!
El pobre cochinillo alzó el hocico
del barro, y dijo al pavo por respuesta:
¡“Qué quieres, necio, que como tú sea,
y que infle el buche, digno de alabanza,
y me entregue a los hombres tan pulido,
para que hagan de mi fiesta y pitanza,
en darles el castigo merecido,
de llenarles de mierda hasta la panza!
Si vana vanidad no te cegara
tal vez hubieras, tonto, comprobado,
que siempre que ellos muestran regocijo
por fiestas, o por boda o por bautizo,
y repican al aire las campanas,
señal es de que alguno de los nuestros
le ha tocado entregar a Dios el alma,
y a ellos ¡cómo! el tierno cuerpo.
Niños, veis: esta fábula nos dice,
sacando en conclusión la moraleja,
que, para que otros ¡ay! sean felices
en esta injusta vida tan compleja,
al final siempre pagan las perdices;
Y por eso, yo, en nombre del cochino
os aviso, que al celebrar contentos,
veáis si alguien pagó con el martirio,
como el sabio cochino de mi cuento.
Y, si una vez sentís que sois vosotros,
el tierno plato de un festín sangriento
y que el loor de Dios, o de la Historia,
ansían el saber de vuestros cuerpos,
patead y resistid sin vanagloria:
como el puerco, negaos a su juego.

Autora: Isabel Escudero
Estación Navas del Marqués. Abril 1993

(fabula aparecida en la página 21 del número 2 de 'Caminar conociendo')

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